jueves, 17 de noviembre de 2011

El Beat y sus fenómenos retóricos



Por: Diana Lavalle Espinoza

“es más fácil vivir con los ojos cerrados”
John Lennon

Hablar del beat. Tanta vida en datos imprescindibles y tan poco orden personal para referirme a ellos. Es este un intento por seguir ciertos lineamientos generales que me permitan alcanzar el entendimiento del lector. Tengo una preocupación impropia del asunto, digamos que nada beat.
Como fenómeno de post-guerra, nace con el relajamiento de costumbres frente a la descontrolada forma en la que los industriales, junto al modelo capitalista, crecieron luego de su victoria sobre las Potencias del Eje. Como generación, vive afectada por los modelos que muestran la perfección humana tras el consumo, la deficiencia en la libertad de acción: sólo existes si consumes.
En su primera generación, el beat expresó su rechazo ante el fenómeno industrial y consumista con un aislamiento total, con un vómito sangriento en cada respuesta y en cada definición de lo que podía ser el motor de las masas. La segunda generación formó prototipos, no sólo les interesaba crear un pensamiento propio y compacto que los inmunizara frente a los medios de comunicación masiva - cuyo afán era embutir la idea de consumo por cualquier orificio del cuerpo -, sino que además se interesaron en proyectar un espectáculo romántico de cómo deberían ser las cosas. Con sus actitudes amorfas constituyeron la retórica del bando en contra. Dieron lugar a la aparición de estilos de vida como el hippy y los punk, contrarios entre sí, pero ligadas en las circunstancias de su origen.
Lo que nos llega del beat deja de ser fenómeno creciente y tiene ya todos los lineamientos de un movimiento. Puede que en su primera edad no tuviera la intención de generar un mensaje y no aspirara a ser portador del cambio social; pero, finalmente, algo sucedió, algo engancho a la gente e hizo crítica ese rechazo, hecho que no significaba que trazaran un campo de combate. Actualmente, ¿qué es lo beat?, ¿qué reconocemos como tal? Se puede identificar como beat toda forma contracultural, todo grito que resulte revolucionario entre las formas comunes. Por lo tanto, debemos entenderlo como todo nuevo fenómeno de rechazo ante una realidad imperante.


Entonces surge la pregunta: ¿qué sigue al beat?
Su retórica se mantiene en nuestro sistema de consumo. Hoy por hoy es lo que siempre criticó: es la moda, lo popular, lo que todos quieren ser, como todos quieren verse y actuar en el afán de ser distintos. Pero una pregunta proyectada desde la mente de Kurt Cobain persigue a los que buscan respuestas: ¿se puede ser popular sin perder la esencia? Si bien en un inicio el beat causó rechazo, pudores e indiferencia, en la década del noventa encuentra un renacimiento en el movimiento alternativo que asimila y desarrolla su retórica. Lo que diferencia a ambas etapas es la inmersión de lo alternativo en la escena de consumo, convirtiéndose en el modelo fomentado por una industria alejada del nicho contracultural. Lo que comparten es la actitud arrogante del ser diferente. Por ejemplo, el tópico de la creación apoyada en el consumo de drogas. Si el LSD fue el motor para la creación del beatnik, la heroína y el éxtasis acompañaron la imagen depresiva y la genial altivez de los personajes alternativos.
Lo que se producía casi en un acto de destrucción creadora, para las nuevas generaciones no son más que recursos técnicos para el entretenimiento. Tomemos como ejemplo a la banda Velvet Underground junto a la alemana Nico, ambas bajo la dirección de Andy Warhol, creando el primer concierto multimedios, con la proyección de videos superpuestos sobre la banda y un gran despliegue de luces. En 1992, durante su gira mundial, la banda U2, los nuevos hippies que incitan a las masas a mejorar el mundo condonando deudas a países subdesarrollados y hablando de cómo prevenir el calentamiento global, idean ZOO Tv, con escenarios enmarcados por pantallas gigantes que no sólo presentan arte audiovisual, sino también se pueden ver programas de televisión en directo y hasta enlazarse vía microondas con un enviado especial en Kósovo, zona de conflicto donde el gobierno norteamericano intervino más de lo que debió.
Creo haber logrado distinguir hasta ahora tres generaciones beat. La primera desarrolla un pensamiento en épocas de transición frente a la conformación de una sociedad consumista; la segunda, más activa, crea nuevos conceptos y formas de vida “mejores” y hace un llamado al cambio. El tercer beat, la forma alternativa instalada en la década del noventa, no le teme a la popularidad, no vive aislado, sale al mundo pero no con interés de cambio, sino de destrucción, porque sostener el peso de una sociedad aborrecida los hace ser conscientes de que el verdadero cambio está en morir. Su retórica no busca el nirvana del pensamiento, busca el fin de la vida, porque es una construcción que ya no puede idealizarse. En la muerte está el romanticismo de lo nueva vida.
En otras palabras, beat fue la reacción de los cincuentas ante la realidad de un industrialismo paternalista que guiaba y orientaba la vida de las masas. En los sesentas estalló el boom, desarrolló armas y vehículos para cambiar el mundo. El fenómeno alternativo de los noventas juega con su retórica, la asimila, pero no propone nuevas formas de vida o costumbres; lo que busca es un escape en la muerte, el desaparecer ante la saturación de un entorno degenerado. Puede que tal vez, luego de tres intentos de cambio, el último beat comprendiera el impostergable avance de la sociedad de consumo. Puede ser, tal vez, que ser tragados por la bestia definiera su identidad destructiva, donde el único paso para el bienestar reside en la extinción.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante post. Esa idea del "avance inevitable hacia la sociedad de consumo" me parece muy sugerente, sobre todo si incluimos reflexiones políticas al asunto. Estaría bueno pensar como estas generaciones de beat se expresaron en la escena nacional ¿lo hicieron? si no ¿por qué? si sí ¿con qué particularidades?

Jorge

Anónimo dijo...

El comentario creo que plantea preguntas interesantes: qué sucedió en el ámbito local? De qué manera lo beat se percibe en ciertos cenáculos intelectuales, artísticos, etc.

Siam W. Haro dijo...

Qué bueno que alguien recuerde [aunque no sin sesgos, qué más da...] aquella palabrita tan decisiva para la literatura gringa y el arte en general [hay un disco buenísimo de King Crimson que empieza con un tema dedicado a las andanzas de Kerouac y Cassady]. Lástima que no haya ni una línea acerca del pequeño Jack; por ello creo que es un texto que da para mucho más. Saludos!

Anónimo dijo...

Debo de admitir que el concepto "beat" es algo nuevo para mí; sin embargo se me ocurre, más que ser tragados por una fiera que destruye su existencia - estableciendo un parangón entre fiera y sociedad de consumo - me atrevo a decir que esto ...s representantes "beat" (Cobain) que se ven sometidos a la "fiera" más que a esta última a quien se han sometido es la angustia de no saber elegir entre establecer un cambio en una sociedad de consumo o simplemente someterse a ella.

L. Rojas.