miércoles, 18 de mayo de 2011

¿A qué repámpanos le tendrán tanto miedo algunos jóvenes?


Por: Eduardo Adrianzen[1]
Ilustración: Carlos Tovar, "Carlín".

A mí, entre mis 16 y mis 28 años, me tocó el inicio de Sendero y la guerra interna, los toques de queda, el sida, la hiperinflación de Alan, el fujishock del 90 y el posterior autogolpe de Estado el 92. Ya de treintón, me tocó la megacorrupción, el fraude... y la lucha por sacarnos a la mafia de encima. Para hacerla corta, digamos que recién después del 2001 pude sentir que nuestro país podía aspirar a ser algo más que una tragedia detrás de otra. Por eso creo que los veinteañeros de hoy son afortunados: se salvaron de una juventud llena de muertos, como la que me tocó. No solo eso: viven -vivimos, pues uno tiene que entrarle al tema o ya fue- conectados al mundo y relacionados en la aldea global. Por eso hoy suena casi inverosímil decir "no sabía" o "yo creí que..." o "me dijeron", cuando tenemos a mano toda la información necesaria en un click. Como que ser ingenuo ya implica ganas de serlo y auto-declararse un lúser de campeonato. Será por eso que me sorprende que tantos jóvenes que supuestamente tienen acceso a la información, se hayan declarado presas de un miedo pánico infantil cada vez que les hablan de la necesidad de mejorar y cambiar ciertas cosas a nivel social y político. Me sorprenderá, por ejemplo, que muchos sean tan dóciles y mansitos para obedecer a su abuelito PPK cuando les mande votar por KF "en nombre de la democracia", sin querer darse cuenta de que, con eso, les está mandando a votar por el "pensamiento" Kenji, por el Opus Dei (sí: ese que condena el sexo sin matrimonio y no permite que las chicas usen minifalda, ni los hombres bermudas en la universidad) y por todos los que sueñan con meterlos a hacer el servicio militar.  Me sorprende también que muchos jóvenes, que con tanto esfuerzo ahorran para comprarse una lata de pintura para sus grafitis, de pronto sean los más ardientes defensores de que los dueños de la banca, la minería y las grandes corporaciones, puedan comprarse más casas en Eisha y no se priven de sus vacaciones en EEUU cada vez que les dé la gana.  Me parece marciano que les hayan hecho creer que el archineoliberalismo es sagrado y blindado, y que todo lo que ose cuestionarlo es el cuco, el monstruo o el hombre lobo que se los llevará al infierno de Cuba o Venezuela para que se los coman crudos.  Y más bizarro aún: que de tanto miedo que les siembran, algunos repitan como loritos (sin haber leído ni una palabra de esa época) "no queremos que vuelva Velasco", igual a las abuelitas pitucas, que chillaban porque en ese tiempo se dijo que los indios también eran personas.  Me alucina escuchar a jóvenes entre 19 y 30 años, que toman su combi y buscan chamba honradamente, hablar igualito a los terratenientes expropiados por la reforma agraria.  Y no se ofendan, pero poner el pecho (o el voto, que es igual) para defender a Cipriani, Martha Chávez, la Cuculiza, Carlos Raffo y Rafael Rey, me parece contranatura tratándose de un joven.  Más si bastan 3 minutos en Internet para enterarse de sus prontuarios: menos de lo que dura una canción en YouTube. Además, ¿acaso a los jóvenes les sobra el trabajo, las oportunidades y la chamba, y sienten que hoy todo es perfecto, como para defender a muerte que todo se congele y siga como está, sin la menor posibilidad de cambio o mejora?  Claro, salvo que se piense que "mejorar", es recibir una limosna de arroz y atún empaquetada desde San Isidro por las Chinas Tudelas.  El miedo inculcado por los medios de comunicación pagados por los eternos dueños de la marmaja, les taladra tanto la cabeza que los hace afirmar que, si no entra KF y su camarilla mafiosa noventera con su papito incluido (levante la mano el ingenuo que se trague el cuento de que "no lo va a liberar")  vendrán los comunistas y les expropiarán hasta su iPod... cuando basta que lean un poco en Internet (y no Perú 21, ni ver a Bayly) para entender que es imposible por 100 razones que aquí pase lo mismo que en Venezuela.  Que ser globalizado y moderno, sirva para mirar un poco más allá del chicote y la rodillera. En suma, me resisto a aceptar que muchos jóvenes prefieran defender a mafiosos que solo buscan ser aún más ricos a sus costillas.  Y está bien que antes les haya gustado los ppkuyes y bailaran con ellos... ¿pero eso significa que también piensan como cuyes, y son tan miedosos como el pobre animalito que se resigna a ser devorado por los más fuertes?  Estoy seguro de que no.  Porque Kenji -y su perro- NO los representan.  ¿O sí?


[1] Eduardo Adrianzen. Dramaturgo y guionista.

lunes, 16 de mayo de 2011

Razones para No votar por Keiko Fujimori



Por: Jorge Duarez
(Ilustración: Carlos Tovar, "Carlín")

El psicoanalista esloveno Slavoj Zizek señala que los seres humanos asumimos nuestras creencias más íntimas antes de contar con una argumentación racional para hacerlo. En palabras de Zizek esto supone que “las razones de por qué hemos de creer sólo son convincentes para aquellos que ya creen”.[1] Esto no sería ajeno a la política, pues uno asumiría una opción (liberal, socialista, progresista, conservador, etc.) y luego buscaría argumentaciones racionales para sostenerla. Así, al fujimorista por más razones y pruebas que se le dé sobre la nefasta experiencia de los años 90 no cambiará de parecer sobre su voto, pues responde a una convicción antes que a una razón. Por ello, este post está principalmente dirigido a aquellas personas que las encuestadoras identifican como “indecisos” y que buscan razones para definir su voto sin una posición previamente definida.

Empecemos por lo que significa el fujimorismo. El gobierno del Alberto Fujimori se caracterizó –entre otros- por la corrupción, el desprecio por la democracia y la violación a los derechos humanos. Millones de dólares, provenientes básicamente de las privatizaciones de empresas públicas, del desfalco del sistema de pensiones de  los jubilados y de la caja de ahorros de policías y militares, se utilizaron para los intereses privados de Fujimori y su círculo cívico-militar. Con el dinero de la corrupción se podrían haber construido cientos de escuelas para la población, financiar un sistema integral de salud, además de pagar mejores pensiones para los jubilados.[2]

Con el pretexto del no apoyo a la lucha contrasubversiva Fujimori disolvió el Congreso de la República, cerró el Poder Judicial y persiguió a sus adversarios políticos. Por presión internacional convocó a un Congreso Constituyente a partir del cual logró mayoría Congresal promoviendo el transfuguismo.[3]

Sobre la violación a los derechos humanos, consta en los expedientes presentados por el Ministerio Público durante el juicio que se le siguió a Fujimori, que desde sus primeros años de gobierno se persiguió y asesinó a dirigentes sindicales, así como se organizaron grupos paramilitares como “Colina” para exterminar extrajudicialmente a presuntos terrorista. La matanza del profesor y los estudiantes de la Universidad “La Cantuta” y “Barrios Altos” son solo algunos ejemplos lamentables de ello.[4]

Algunos seguidores de Keiko Fujimori –entre ellos el presidente García- han sostenido que no se le puede achacar a ella los errores de su padre. El argumento es que no se puede descalificar políticamente a Keiko por el vínculo genético que comparte con Alberto Fujimori. Eso suena lógico pero deja de lado evidencias de fondo sobre el vínculo de carácter político entre Alberto y Keiko Fujimori. Hasta hace algunas semanas Keiko no dudaba en declarar abiertamente que su padre ha sido “el mejor presidente de la historia” e incluso no “chocó” con Montesinos mientras así le convenía para la defensa de su padre. Además, hasta el momento la candidata no ha aclarado cómo financió sus estudios en Estados Unidos, existiendo varios indicios de que éstos fueron financiados con el dinero de la corrupción.[5]

Otra evidencia del vínculo político entre Keiko y Alberto Fujimori es el entorno de la candidata, quiénes la acompañarían en un hipotético gobierno suyo. Tomemos solo algunos ejemplos: Rafael Rey, Martha Chávez y Jorge Trelles. Rafael Rey fue uno de los Congresistas que votó a favor de la Ley de Amnistía que liberó a los miembros del grupo Colina durante el gobierno de Fujimori. Como Ministro de Justicia de García promovió el polémico Decreto Legislativo 1097 que buscaba amnistiar a violadores de derechos humanos. Rey ha sido crítico acérrimo del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, oponiéndose de múltiples maneras a la aplicación de las recomendaciones que el informe propone. Martha Chávez fue y es una recalcitrante defensora del fujimorismo, reivindica hasta ahora el autogolpe del 92, avaló la labor del grupo “Colina” e incluso hace unos días llegó a amenazar al Presidente del Poder Judicial por la sentencia a Alberto Fujimori. Jorge Trelles fue Ministro de Educación durante el gobierno de Fujimori, quien además de avalar y defender las medidas criminales y autoritarias de Fujimori, se encargó de desprestigiar a sus adversarios políticos en los últimos años del fujimorismo a través del programa “Mesa Política” vía el desaparecido canal “Cable Canal de Noticias”.                 

Para muchos es valedero omitir el significado del fujimorismo para supuestamente defender el crecimiento económico. Me parece que es un error tanto ético como político. Ético porque ponen en un segundo plano el legado fujimorista de violación a  los derechos humanos y corrupción que tanto daño ha hecho a miles de peruanos. Político porque se pone en peligro la democracia, se asume acríticamente lo que Campodónico ha llamado “el mito del modelo (económico) intocable”[6] y se renuncia a una serie de reformas necesarias en el país para lograr consolidar una comunidad política incluyente.


      


[1] Ver: Zizek, Slavoj El sublime objeto de la ideología Siglo XXI, México, pp. 64-73.
[2] Para mayor detalle ver: http://bajolalupa.org/13/12_tex.html
[3] Al respecto existen múltiples trabajos, entre ellos el de Julio Cotler y Romeo Grompone titulado El Fujimorismo. Ascenso y caída de un régimen autoritario, Instituto de Estudios Peruanos, 2001.
[4] Recomiendo mirar al respecto el documental sobre el caso La Cantuta titulado En la boca del diablo.
[5] Ver al respecto el trabajo de investigación realizado por el diario “La República”(20/07/2010; 06/08/2010 y 02/04/2011).
[6] Ver: http://cristaldemira.com/pop_guardar.php?id=2349

miércoles, 11 de mayo de 2011

Análisis de las políticas educativas contemporáneas en el Perú



Por: Carlos Monteverde

                                                                                                            La educación en el Perú no es mala, es pésima.
                                                                                                                                                                             Nicolás Lynch

Durante el siglo XX, se ha generado una serie de políticas educativas desfavorables para la mejora de la educación peruana. La mayoría de reformas o leyes dadas desde el Estado han afianzado las brechas existentes entre los grupos de poder y los pobres; éstos han experimentando la exclusión y manipulación desde el ámbito educativo.

Antes de exponer, brevemente, lo que ha significado la política educativa en el Perú, considero que es necesario deslindar el concepto de educación y su significado en el desarrollo del hombre.

Educación y desarrollo humano

La educación según el antropólogo Fernando Silva Santisteban (1998),  es “un proceso sistemático mediante el cual se inculca a los miembros de cada generación una serie de de conocimientos, habilidades y actitudes que son considerados como necesarios para el desarrollo intelectual, físico y moral de los individuos…”. La educación es un medio por el cual se transmiten conocimientos que se producen de generación en generación. Se constituye, entonces, un proceso de aprendizaje en el ser humano dentro del contexto social donde se educa.

La educación formal que está a cargo del Estado conduce  a que sus miembros desempeñen funciones especializadas, según el desarrollo de la sociedad y que ha sido impuesta por la división progresiva del trabajo a través del tiempo. Sin embargo, considero que la educación debe estar orientada para el cambio. Es decir, el hombre tiene el potencial para aprender nuevos modos de pensamiento y realizar acciones consecuentes con ellos (Silva Santisteban, 1998). Esto implica cuestionar las políticas educativas y sociales de su tiempo; así como también proponer alternativas de solución ante problemas o cambios que se susciten.

La educación escolar es intencional. Está inmersa en las sociedades complejas donde el individuo realiza trabajos especializados. La sociedad debe desarrollar los procedimientos necesarios para que las familias participen, con éxito, en la educación formal de sus miembros. Además, debe permitir relacionar los procesos cognitivos del estudiante y, de esta manera, estimular el pensamiento crítico.

En nuestro país es importante que el proceso educativo guarde correspondencia entre los valores de las diversas culturas y los intereses de nuestra patria. Para lograrlo, es menester cumplir con tres principios fundamentales:
-          La educación debe de darse según el contexto social
-          Satisfacer las necesidades fundamentales y culturales de la sociedad
-          Comprender la mecánica de sus estructuras

Con respecto a lo mencionado, entendemos que la educación es un medio que contribuye a que sus miembros logren obtener conocimientos científicos, tecnológicos y humanísticos. Claro está, estableciendo particularidades de acuerdo al contexto donde se imparte. En este caso, por ejemplo, tomando en cuenta los diversos grupos étnicos que conforman la nación. Solo se podrá tener una educación realmente inclusiva cuando se tome en consideración el desarrollo humano e histórico de las distintas regiones del país y se dé valor a las voces que se expresan en distintas formas cuando existen problemas en una determinada coyuntura. Por eso, educar también es escuchar. Es necesario mejorar la calidad de vida a través de políticas educativas que propicien cambios favorables a la comunidad, así como el desarrollo de las distintas regiones, ciudades y zonas rurales para que puedan presentar una adecuada competencia e incluirse en el desarrollo nacional. Reconociendo los diversos aportes culturales que están distribuidos por el territorio peruano.

Política educativa en el siglo XX

Es necesario dar a conocer qué políticas educativas se han implementado durante el siglo XX y, a su vez, cómo llegamos a afrontar la política educativa actual. Sin embargo, solamente haremos una breve mención de lo que ha sido la política educativa durante el pasado siglo. Dando cuenta el proceso de marchas y contramarchas que ha experimentado la educación peruana. 

González Carre y Galdo Gutiérrez (1980), realizan un interesante estudio sobre la Historia de la Educación en el Perú. Para el presente trabajo expondremos y analizaremos dicho estudio enmarcado en el siglo anterior. A inicios del siglo XX el Estado logra encargarse por primera vez del ámbito educativo. La regularidad de los intereses políticos con respecto a la planificación educativa estaba por encima de los intereses pedagógicos. Un indicador sobre lo dicho, es que la reforma que diera el presidente Eduardo López de Romaña al promulgar la Ley Orgánica de Instrucción (9-3-1901) solo dura nueve meses, sin resultados significativos. El desarrollo de esta política tenía una clara influencia francesa, no ajustándose a la realidad del país y logrando beneficiar solamente a unos pocos[1].

El 7-1- 1902 se volvió a dar una nueva Ley Orgánica de Educación. Dicha ley, influenciada por el pensamiento de Alejandro Deústua, tiene una profunda concepción aristocrática.  Fue un calco del modelo anglosajón. Patrocinaba el enciclopedismo, el intelectualismo, el memorismo y la enseñanza de lenguas como el latín, el inglés y el alemán. Esta Ley tampoco se pudo aplicar del todo. En el gobierno de José Pardo, el 5-12-1905, se  promulgó la Ley Nº 162, que constituye una norma de principios demográficos, económicos, administrativos y pedagógicos. Desarrolló una política centrista de la educación y declaró la gratuidad de la enseñanza. Aunque siempre relegando a los campesinos de toda educación de calidad por considerarlos miembros de un sector social inferior.

En los gobiernos de Augusto B. Leguía (1908-1912 y 1919-1930), la influencia norteamericana en el terreno educativo fue notoria. Edwin Bard, jefe de la Misión Norteamericana que operaba en el país desde 1909, elaboró un proyecto que fue promulgado como Ley Nº 4004, en 1920. La misión Bard trató de introducir algunos moldes norteamericanos, concluyendo en un fracaso pedagógico. Durante los periodos del gobierno de Leguía se desarrolló enormemente la educación privada. Se fundaron colegios de fuerte influencia extranjera donde solamente las familias más pudientes se beneficiaron.

En los inicios del siglo XX la enseñanza universitaria estaba sujeta a  las conveniencias políticas del Estado. Por ejemplo, los docentes que estaban influidos por la prédica de González Prada no fueron admitidos. Ya en el año de 1907, José de la Riva-Agüero sostenía que las universidades se limitaban a ser solo una fábrica deficiente de profesionales y burócratas. La preparación de estos universitarios era memorista y no propiciaba el diálogo entre docentes y discentes. En consecuencia, su preparación no era requerida para el beneficio para el país. Una gran movilización, a inicios del siglo, fue preparada por la Universidad del Cusco con la finalidad de modernizar la Universidad, siendo clausurada el 28-8-1909. Luego fue reorganizada por el docente norteamericano Alberto Giesecke y reaperturada el 10-11-1909. Luego, con la primera huelga de estudiantes el 2-8-1919, se logró separar el gobierno de la universidad. Surgieron cátedras libres y delegados estudiantiles asistían a las sesiones del Consejo Universitario. Aunque las luchas siguieron durante el gobierno de Leguía.

José Antonio Encinas asume el rectorado de San Marcos en 1931 realizando las siguientes acciones: establece un plan de estudios desarrollado en tres ciclos, y divide las asignaturas en obligatorias y electivas. Desarrolló una adecuada vida académica y cultural. Esta reforma no fue bien vista por el Gobierno por lo que Encinas fue deportado y San Marcos fue clausurado en 1932. El presidente Óscar R. Benavides bajo el amparo del Estatuto Universitario, de corte autoritario, reabre San Marcos y suprime muchas de las conquista logradas por Encinas en 1931. Vemos cómo el Estado, mediante los grupos conservadores, no dejaron que la educación universitaria sea el motor que diera el impulso para una auténtica modernización educativa, donde la universidad tenga una relación estrecha con la comunidad. Sin embargo, a pesar de todas estas trabas el estudiantado universitario se ha hecho presente en las diversas manifestaciones que hacen notar la problemática en nuestro país.

El 1-4-1941 se promulgó la Ley Orgánica de Educación Pública Nº 9359, con el que el Estado asumía plenamente la responsabilidad de educar. Aunque esta ley respondía a la estructura socioeconómica estatal y a los intereses de las élites, fue atacada por contener dispositivos de carácter democrático. Promovió la docencia en las zonas de la sierra con la exigencia de conocer el idioma quechua. Así como también la alfabetización de los adultos.

Con el golpe de Odría en 1948 y durante su gobierno, se creó un Fondo de Educación y se redactó un Plan de Educación Nacional que se aprobó en 1950. Dicho plan permitió la construcción de las conocidas Grandes Unidades Escolares. Se definieron objetivos tanto pedagógicos como de disciplina: perseverancia, puntualidad y justicia. El pensamiento educativo fue el siguiente: que los niños debieran educarse para lo que serán y a los adultos para mejorar lo que son, buscándose una estrecha relación entre la escuela y la comunidad.  

En el segundo gobierno de Manuel Pardo, siendo ministro de Educación Jorge Basadre, se dispuso la realización del Inventario de la Realidad Educativa Nacional, proporcionando cifras como la existencia de 1 000 000 de niños sin escolarización, condenados al analfabetismo y la servidumbre, pues no había aulas ni maestros para ellos; así también evidenció carencia de aulas, carpetas, material didáctico, etc. Esta cruda realidad quiso ser minimizada, pero en ciertos sectores despertó el deseo de buscar un cambio de estructuras socioeconómicas y de efectuar una real planificación educativa. En el año de 1970 el Informe General de la Educación comprobó, al analizar el crecimiento de la población estudiantil de la década de 1958 a 1968, que en esta época la población estudiantil primaria casi se había duplicado y que la secundaria se había triplicado. Los índices de deserción disminuyeron notablemente y se generó una explosión ascendente de matrículas en colegios y universidades. Pero aunque parezca paradójico, cada año se arrojaba como desperdicios a más de un tercio de millón de alumnos de las escuelas, graduando, al término de la secundaria, solo al 12% de los alumnos que había empezado sus estudios en transición. El Censo de 1940 indicaba que el porcentaje de analfabetos era el 57 % de la población mayor de 15 años, y el de 1972 comprobó que este porcentaje  había bajado al 27 %.  Sin embargo, en términos absolutos, el número de analfabetos ha ido aumentando, pues si en 1940 teníamos 2 070 300, en 1972 contábamos con 2 189 100. Estas cifras daban cuenta de un sector de campesinos que eran excluidos de la educación.

En 1970 se formó una comisión dirigida por Augusto Salazar Bondy que elaboró un Informe General sobre la Reforma de la Educación Peruana. Aquí se señalaron diez problemas:
-          Analfabetismo creciente
-          Desatención de los niños de los grupos sociales marginados
-          Ausencia de un sistema de recuperación
-          Educación al servicio de una minoría
-          Desconexión de la realidad
-          Falta de sentido peronista
-          Intelectualismo, memorismo y una tendencia academizante.
-          Inadecuada formación y selección del magisterio.
-          Rígidez, burocratismo y rutina.
-          Distorsión administrativa y financiera.

La reforma educativa que se estructuró a través del D.L. 19326 del 21-3-1972, se desmanteló, progresivamente, con los gobiernos posteriores a Velasco.

Política educativa en las últimas décadas

Los gobiernos de Belaúnde y García comprobaron la débil actividad del Estado en la mejora de la educación, haciendo notoria la exclusión de los ciudadanos  más alejados de nuestro país. Con contenidos desactualizados y poco profundos. La educación de los años de 1980 se caracterizó por seguir el patrón memorista y repetitivo en cuanto a contenidos, como también la existencia de profesores poco preparados en las materias pertinentes. Durante la década de Fujimori, este gobernante debilita al magisterio y se agudizan los problemas laborales. Los medios de comunicación influyeron notablemente en la política educativa peruana. Desviando la atención de los estudiantes, así como también dando poca importancia a los cursos de ciencias sociales, con la finalidad de no conocer realmente la historia peruana y los problemas del país. Justificando el orden establecido y el manejo autoritario del poder de Fujimori. Se inició la proliferación de los colegios particulares con poco control, y con una finalidad lucrativa y de rendimiento administrativo, más que de calidad pedagógica. Con el gobierno de Fujimori, los colegios particulares afianzaron su visión empresarial, para ser cada vez menos centros de formación crítica y académica.

Reflexiones finales

En suma, podemos afirmar que el Estado, a través del Ministerio de Educación, configura de manera intencionada y manipuladora los contenidos que justifican el orden establecido por los grupos de poder. Además, el Diseño Curricular Nacional (DCN), en la programación de los contenidos de cuarto año de secundaria, solamente incluye conocimientos referidos al liberalismo e imperialismo, excluyendo al socialismo y demás movimientos sociales de importancia de finales del siglo XIX y del siglo XX. De este modo, se evitar que el alumno conozca sobre dicho proceso mundial. La finalidad es sesgar la información. Por lo tanto, tampoco busca, a través de las capacidades y los juicios críticos, el cuestionamiento de nuestra estructura socioeconómica. Por el contrario, busca presentarse como “natural” y “necesario” el seudo crecimiento y el desarrollo. O denominando, por ejemplo, los sucesos ocurridos en las décadas de los ochentas y noventas como terrorismo y no violencia política. A pesar que promueve el pensamiento crítico en los estudiantes, al parecer no se toma en cuenta los preceptos de Vygostky y su teoría Histórico-Cultural. Éste  propone que el estudiante construye su conocimiento como producto de la interacción social de su cultura, estableciéndose de esta manera una relación dialéctica con su entorno. En el caso de nuestro país, a pesar de la pluriculturalidad, el diseño curricular es todavía centralista. Es necesario establecer estas relaciones entre las diversas culturas, sin afectar ni a unas ni a las otras. Es decir, que en la enseñanza de los lugares más alejados como las provincias no se imponga un modelo limeño centralista que logre enajenar a los demás habitantes de nuestro país.



[1] González Carre y Galdo Gutiérrez (1980). Historia de la educación en el Perú. En: Historia del Perú. Mejía Baca, Lima.

martes, 3 de mayo de 2011

¿Quién es el otro? Intolerancia y discriminación a flor de piel

Por: Bruno Yika

La discriminación en el Perú tiene un matiz particular. No se le suele expresar de forma abierta sino mayormente en conversaciones íntimas y con amigos con los cuales se comparten los mismos prejuicios. Al respecto, parto de la idea de que ello es un producto histórico que tiene como inicio el debate entre Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda[1], en el cual se discutía si el indio tenía o no alma, y por ende si era o no humano; implicando a su vez una relación con el otro basado en tres premisas: 1) forma estereotipada y estigmatizante de considerar al indio, 2) el debate sobre si los habitantes originales de América poseían o no calidad de humanos y 3) el planteamiento del problema indígena desde una perspectiva legal y moral.[2]

En la actualidad, la discriminación ha tomado un cauce que no sólo incluye factores raciales, sino también perspectivas políticas, formas de vida (incluyendo las orientaciones sexuales diferentes) y libertad para opinar. Este fenómeno integra estos factores y los esparce rápidamente en los imaginarios colectivos a través de medios de comunicación masivos y virtuales. Asimismo, tiene como eje transversal la intolerancia y la imposición casi dogmática de puntos de vistas que tienen como trasfondo intereses políticos y económicos de larga data en el país.

Diariamente periódicos decanos, correos, razones, expresos o canales televisivos con nombres de letras tejen y entretejen estrategias que buscan frenar, a cómo de lugar y más allá del bien y del mal, propuestas de gobernabilidad diferentes, en cierto sentido, a las planteadas por la candidata contendora. Lo peor de todo es que hace diez años algunos de estos medios de comunicación enarbolaban la bandera de la libertad de prensa y se jactaban de ser los líderes de opinión con mayor credibilidad.

La intolerancia y la discriminación también incluye una densa y muy buena campaña en las redes sociales para insultar, despreciar y estigmatizar a uno de los candidatos electorales y a todos aquellos que tienen la opción democrática de simpatizar con él. Un ejemplo de ello es el asco y la decepción que muestra un grupo de chicas y chicos bien que han llenado de adjetivos negativos, en su página del face, al premio nobel de literatura por decir que jamás votaría por la hija de un dictador y un violador comprobado de los derechos humanos.

¿Qué reflejan todas estas manifestaciones sino lo que antes se decía de forma solapada y en círculos cerrados? Refleja el miedo de los grupos dominantes a la igualdad entre las personas, al derecho que tienen todas y todas a expresarse libremente, con autonomía y sin violencia y refleja el miedo a la memoria y a la reconciliación entre los peruanos.

La discriminación acude a la humillación para poder despreciar al otro. Sin embargo, ésta tiene un doble filo pues “se puede recurrir a ella para demostrar o probar la desigualdad fundamental e irreconciliable entre el humillador y el humillado, pero, contrariando su objetivo principal, termina autenticando, verificando la simetría de ambos, su igualdad y paridad” (2010: 199–200)[3] .






[1] Marzal, Manuel. 1986. Historia de la Antropología Indigenista: México y Perú. Segunda Edición. Fondo Editorial de la PUCP. Perú.
[2] Krotz, Estaban. 2002. La otredad cultural entre la utopía y la ciencia: un estudio sobre el origen, y desarrollo y la orientación de la Antropología. 1ra. Edición. Universidad Autónoma Metropolitana. México.
[3] Bauman, Zygmunt. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. FCE. México. 3ra reimpresión.