viernes, 15 de julio de 2011

En torno a un partido de fútbol



Por: Juan José Torre toro

El último martes 12 de julio se desarrolló el encuentro  entre las selecciones de Perú y Chile. Más allá del resultado es importante dar cuenta de lo sucedido y comentado, no en el partido, sino en “la previa”.
Un enfrentamiento entre Perú y Chile concita la atención en cualquier ámbito de cosas y en cualquier terreno.   Si se trata de futbol -el deporte más popular en medio planeta- entonces ello toma matices dramáticos. Un dramatismo que se manifiesta en la definición de este tipo de encuentros: EL CLÁSICO DEL PACIFICO. ¿Qué es un pues un clásico futbolístico? No es más que la reproducción simbólica de un enfrentamiento social o político llevado al terreno de lo deportivo. 
Así, por ejemplo,  el clásico U- Alianza, no es más que el enfrentamiento simbólico  entre los estratos populares (negros, y cholos) y la elite (blancos o criollos). Es posible que el tiempo haya diluido las diferencias sociales y étnicas en los hinchas de ambos equipos, pero la idea de enfrentamiento social y revanchista que la subyace permanece.
En cuanto al llamado Clásico del Pacifico, sucede algo curioso y que ha quedado evidenciado en el último partido. La prensa deportiva peruana se esforzó por dotar de un aura especial al encuentro: no es un partido cualquiera –decían– es uno muy especial. Juan Vargas, el buen lateral peruano manifestaba que “Se puede perder con cualquiera, menos con Chile”.  De alguna manera –consciente o no– los peruanos estamos buscando escenarios de revancha para una derrota militar. Alan García manifestaba no hace mucho que en poco tiempo seremos económicamente mejores que Chile: Incluso para la máxima autoridad política, representante nacional, el terreno económico es el escenario  que prolonga un viejo conflicto. 
Una actitud diferente fue la tomada por la prensa chilena, quizá sea porque el porvenir no les debe una victoria, parafraseando a González Prada. Quizá sea porque en realidad es un partido como todos, cuya importancia no va más allá de lo exclusivamente deportivo. Quizá sea porque procuran no poner en riesgo su victoria, exponiéndola al escarnio de una derrota simbólica.
Sea como fuere este tipo de encuentros prolongan, nos guste o no, viejos rencores, azuzan ánimos y terminan siendo válvulas de escape para pasiones reprimidas.
Es posible que en el largo camino de  formación de la identidad nacional se necesite de demonios foráneos frente a quien edificarnos. Es posible. Después de todo Macera dijo alguna vez que el resentimiento y el odio pueden ser fuerzas impulsoras en la construcción de una nueva moral. 

4 comentarios:

javier dijo...

Esa rivalidad llega a procesos inéditos: Chile ahora juega como el Perú jugaba hace treinta años (pelota a ras del ruelo, triangulaciones, juego de toque, elegancia en el traslado del balón) y Perú, en su obsesión por pintar algo en el panorama futbolístico se ha puesto a jugar como lo hacía Chile hasta hace algunos años (Defensa sólida, ausencia de un mediocampo creativo, salida al contragolpe y pelotazo puro y durohacia el delantero centro a ver si la mete. De la misma forma, Chile no tiene complejos en adoptar la cocina peruana y reexportarla en su obsisón por sacar provecho a sus productos y posicionar su marca en el competitivo mundo turístico-gastronómico.

Anónimo dijo...

Fuera de que el fútbol se mueva básicamente dentro de una esfera comercial, donde las compañías de cerveza son las que más auspician a este deporte (fulbito = fullvaso) o de que los últimos escándalos de Farfán llamen más la atención de la opinión pública que los logros de los campeones peruanos de karate; el fútbol es, siguiendo la lógica de Geertz sobre la pelea de gallos en Balí, algo que forma parte de nuestra identidad. En ese sentido ¿Quién no ha festejado la derrota de Chile hoy ante Venezuela?

Todo ello me recuerda aquellos sentimientos que surgieron en mí cuando visité el Museo de Sitio del Morro de Arica: allí todo respira a Pinochet, ensalzando "la gloria a los soldados chilenos" y la famosa frase que aparece en el escudo de ese país "patria o muerte".

Bruno Y.

Anónimo dijo...

Hoy nadie puede negar que ha saltado con el gol de Venezuela. Nadie puede negar que quiere cruzarse con un chileno y sacarle pica. Son cuestiones ya inscritas en nuestros genes.

Romulo Torre V. dijo...

esta historia es de nunca acabar.
se puede perder con cualquiera menos con Chile.
pero no debemos preocuparnos solo con el deporte si no tambien en la educacion y la cultura seamos mejor que los chilenos.
viva el PERU