Por: Lenin Pantoja Torres
¿Qué es lo importante del poder
político? ¿Quién lo posee o entre quiénes se comparte? Poder y traición (The ides of
march, 2011), la última película de George Clooney, no muestra al poder en
funcionamiento, sino a las pretensiones de obtenerlo. La búsqueda, a través de
todos los medios posibles, revela las livianas y vulnerables bases sobre las
que se sostiene algo tan grande, algo que servirá para conducir hacia una dirección
a un país. George Clooney no construye el poder en sí mismo, sino expone el
origen y el funcionamiento de una organización política que diseñará un uso del
poder. Por todo esto, la película revela la evolución de un conocimiento
político que pretende gobernar de manera aristotélica, es decir, el poder no lo
poseerá el rostro visible del presidente, lo detentará el hombre que le indique
qué hacer y cómo hacerlo.
Personalidad política
Poder y traición es la historia de las elecciones primarias del
partido Demócrata en los EE.UU. El gobernador de Pensilvania, Mike Morris
(George Clooney), y su equipo de campaña, Paul Zara (Philip Seymour Hoffman) y
Stephen Meyers (Ryan Gosling), se enfrentan al senador Pullman de Arkansas y su
equipo liderado por Tom Duffy (Paul Giamatti). La historia nos sitúa en las
elecciones de Ohio, las cuales son decisivas para definir quién asumirá el
liderazgo del partido Demócrata en las presidenciales y, en consecuencia, quién
tiene casi asegurado el ingreso a la Casa Blanca, pues el gobierno Republicano
saliente no ha sido positivo. Por eso, “como vaya Ohio, así irá la nación”,
dice una periodista de televisión. En el camino veremos cómo se va revelando la
naturaleza perversa que envuelve a la política, pero será la destrucción de la
lealtad, la traición, la que desencadenará las acciones de la película. Sin
duda, el poder tiene un gran protagonismo porque es lo que modula y envuelve todo
lo que ocurre, no como algo que se posee sino como algo que se anhela, sin
embargo, el gran tema de la película es la confianza en el entorno para seguir
adelante en la toma de decisiones que obtenga una victoria electoral.
Ambos candidatos confían en sus
equipos ya que se entregan a ellos casi completamente. Dentro de cada grupo hay
una cabeza. En el caso de Morris, el líder de la campaña es Paul Zara y su mano
derecha es Stephen Meyers. Precisamente, Stephen es el personaje más dinámico
del filme, sus cambios obedecen a la idea de lealtad que posee, una idea que no
ubica en lo más alto de su escala de valores, sino la subordina ante la
sensación de sentirse importante y, sobre todo, poderoso. El punto de quiebre
de la película se produce cuando Duffy concierta un encuentro con Stephen donde
le propone que deje a Paul y trabaje para él. Le asegura que la campaña está casi
ganada con los votos de los delegados de Thompson, un tipo corrupto pero
importante políticamente hablando ya que posee 356 votos seguros, lo que
sorprende a Stephen ya que Paul acaba de hacer una visita al susodicho para
conseguir dichos votos. Luego, cuando Stephen le asegura a Paul que no hay nada
de qué hablar, cuando le oculta su encuentro con Duffy, todo cambia. Poco después,
en el instante en que Stephen confiesa su encuentro, Paul se decepciona y,
luego de meditarlo, despide a Stephen para salvar la campaña. El saldo es alto
ya que Stephen tendrá que quedar completamente destruido como figura política,
algo que él no permitirá.
Uno de los aciertos de la
película es la construcción de la atmósfera que envuelve todo, un aspecto que
no es novedoso en el trabajo de Clooney, un director acostumbrado a la elección
de temas tensos. Recordemos al protagonista de Confesiones de una mente peligrosa, Chuck Barris,
que posee una doble vida (de día, un productor y conductor de programas de
televisión; de noche, un agente asesino de la CIA) por lo cual debe caminar
siempre mirando a sus espaldas. También está el periodista de radio y
televisión, Edward Murrow, de Buenas
noches y buena suerte, que tiene conflictos públicos con el senador Joseph
McCarthy a partir de las acciones controversiales de la “cacería de brujas” en
los EE.UU. que el hombre de prensa criticará. En estas películas, incluyendo Poder y traición, siempre sentimos que
algo va a ocurrir, que los rumbos que toman las acciones no son definitivas. Y
en las tres hay un conflicto visible para la sociedad, todos conocen a estos
personajes, por eso, lo que ganan o pierdan está condicionado por su posición
como figuras públicas y líderes de opinión. Asimismo, sumando a Stephen Meyers,
los personajes principales de las películas poseen una actitud inicial, algo
que se consolida al final del filme. Poder
y traición inicia con una palabras en
off de Stephen donde nos relata en lo que cree, luego nos damos cuenta de
que su posición aún no es preponderante, pero al final de la historia obtiene
la relevancia que reclamaba desde un inicio.
Políticos en tensión
El trabajo de construcción de
personajes es destacable. Todos están bien interpretados, no hay ningún caso
que incomode o indigne al espectador por la forma en que se mueve. Ryan Gosling
es el protagonista, pero George Clooney es casi su complemento. El personaje
que interpreta confía plenamente en las decisiones de sus líderes de campaña,
pero tiene muy claro cuál es el norte que debe poseer su equipo, es decir, sus
convicciones no están supeditadas a la voluntad de la estrategia de campaña, es
al revés. El gobernador Morris es un líder, nadie lo puede negar y, como tal,
confía en sus mejores hombres, pero dará un paso en falso que lo humanizará
como personaje. Morris comete un error imperdonable en política: manchar su
imagen pública al acostarse con una trabajadora de su campaña, Molly Stearms (Evan Rachael
Wood), la misma que tendrá una aventura sexual con Stephen. Este tratará
de borrar toda huella de culpa de Morris para no desprestigiar la campaña, pero
cuando Paul lo deje fuera por traidor usará lo que sabe para no perder lo único
que le importa en la vida. Stephen le dirá a Duffy, luego de que este no le
permita trabajar con él: “la política es mi vida”.
Una historia tensa, por el
encuentro de intereses, tiene que tener bien marcadas las reglas de juego y claramente
definido el espacio del conflicto. Las elecciones imponen una regla importante
en la campaña: puedes mentir, engañar y atacar, pero no puedes destruir tu
imagen pública. Clooney nos muestra las frágiles bases sobre la que se
construye una personalidad que pretende liderar un país, un hombre chantajeado
por un error que le puede costar las elecciones. Por otro lado, las fuerzas en
tensión son varias y en ellas radica la atmósfera de intriga que envuelve al
filme. Luego de la escena inicial donde aparece Stephen, generando que el
espectador piense que él es algo más que un asesor de campaña, lo siguiente es
un debate entre Pullman y Morris. El resultado es un inicio que nos introduce
de inmediato en la historia, marca un ritmo positivo para la naturaleza de la
película y para las sensaciones que va provocando. También queda clara la
importancia de la visibilidad o imagen pública de los contrincantes, de esta
manera, el espectador intuye que lo importante no es lo que se ve, sino lo que
se oculta. Y en este contexto aparece la prensa como una organización ávida de
material para publicar. Clooney construye una prensa a la que no le importa el
rumbo del país ya que concibe todo el juego electoral como una disputa de
intereses individuales.
La primera conversación entre
Stephen y la periodista Ida Horowicz (Mariza Tomei) pone en tensión al realismo
tendencioso de los periodistas y al idealismo hipócrita de los políticos. Por
eso, este tira y afloja entre la prensa y la política significa la explotación
de todos los recursos que la historia le brinda a Clooney. No olvidemos que es
la prensa quien muestra una imagen particular de todos los hombres públicos. De
esta manera, queda fuertemente cohesionada la relación entre políticos, prensa
y sociedad civil, una relación estimulada por las ansias del poder para
gobernar un país. Por eso, la elección de representar de forma decidida a los
hombres de prensa y política se condice con el nulo desarrollo de los hombres
de a pie. La sociedad civil es un espectador pasivo y manipulable. La mayor prueba
de ello se produce cuando vemos cómo Franklin Thompson maneja a su antojo los
votos de los delegados que están con él, los manipula de acuerdo a sus
intereses personales pues desea tener un puesto importante en el futuro
gobierno.
Observación adecuada
La película posee una buena
organización de momentos fuertes, no hay un abuso de los cambios repentinos.
Son tres las escenas decisivas: Duffy le propone a Stephen traicionar a Paul
para trabajar con él, Stephen descubre que Molly quedó embarazada de Morris
producto de un affaire y Stephen
decide manipular a Morris con todo lo que sabe. Las escenas están bien
dispuestas, tienen una diferencia temporal adecuada en su aparición, es decir,
el ritmo es parejo y adecuado para el espectador. Por otro lado, el trabajo de
la simbología es sumamente importante para mostrar la relevancia de los
personajes y lo que cada uno representa. En un contexto donde la imagen pública
es fundamental, la decisión de mostrar y ocultar ciertas cosas debe ser adecuada
para producir el efecto buscado. En ese sentido, la dirección de fotografía y
la composición de la banda sonora ayudan mucho.
En todas las escenas donde se
muestra a George Clooney hablando en público se ha cuidado bien qué privilegia
la cámara. La ubicación, su disposición corporal, la entonación de las palabras
y los juegos verbales que manifiesta terminan por adecuarse al hombre de
política que representa en la película. Hay que señalar también que la
dirección de fotografía aporta mucho en complejizar las ideas que el filme
propone. Por ejemplo, cuando Stephen le confiesa a Paul la conversación que
tuvo con Duffy el telón de fondo es una bandera de los EE. UU., lo que sugiere
cuáles son las bases sobre las que se construye un país como ese. Luego de que
termina este diálogo, cuando un Paul muy indignado y desconcertado se retira,
la imagen que queda es casi perfecta: Stephen es una sombra pensativa y
solitaria, casi insignificante, que se contrasta con la relevancia de la
disputa de la conducción de un país tan importante como EE.UU. Por otro lado, la
banda sonora se ha preocupado en representar la fuerza de las decisiones de
Stephen; recordemos esas escenas donde él camina solo bajo un marco musical que
estimula el poder de su disposición o la convicción de sus pasos.
Saber es poder
La madurez que va adquiriendo
George Clooney con cada nuevo proyecto es positiva. El tema de las elecciones
no es fácil ya que están involucrados muchos elementos. Por eso, la decisión de
enfocar la película en un punto, en la destrucción de la lealtad y la
manipulación de la información, habla de la agudeza de Clooney para percatarse
de lo fundamental y controversial de la historia elegida. Asimismo, hay que ver
Poder y traición porque tiene un
objetivo claro, unas ideas argumentales coherentes, interpretaciones adecuadas
y desencuentros estimulantes para el espectador. Finalmente, esta película
sugiere la idea balzaciana de que “todo poder es una conspiración permanente”,
así como enfatiza mucho el hecho de que la posesión de la información es un arma
muy poderosa, es decir, parafraseando a Séneca, Stephen Meyers es “aquel que
tiene un gran poder y que sabe usarlo livianamente”.
1 comentario:
Maravillosa película!!! Clooney se está convirtiendo en un imprescindible, si es que ya no lo es. Un saludo!!!
Publicar un comentario