lunes, 11 de junio de 2012

IZQUIERDAS PERUANAS Y RENOVACIÓN DOCTRINAL. Notas para una lectura crítica de la obra de José Carlos Mariátegui en clave postestructuralista (2da parte).





Por: Jorge Luis Duárez Mendoza

En un post anterior, publicado el 21 de mayo, propusimos una relectura crítica de la obra de Mariátegui, a partir de los aportes del llamado postestructuralismo sobre la cuestión del sujeto político y el problema de la universalidad. Planteé también una concepción del Amauta como un marxista “hereje”, lejos de todo determinismo. En este nuevo post continuamos con dicho objetivo, incluyendo los argumentos de dos autores posestructuralistas, como lo son Laclau y Mouffe.

Repensando la identidad y la universalidad en la obra de Mariátegui

Para autores postestructuralistas como Laclau y Mouffe las identidades de los sujetos políticos son siempre diferenciales. Por tal motivo, la identidad de los sujetos políticos no es asumida como un dato dado a priori. Todo lo contrario, la definición de las identidades políticas se produce –y reproduce- en la propia experiencia de lo social, marcada por la integración y el antagonismo.  Esto tiene consecuencias en la centralidad que a priori se le da a la identidad clasista dentro de la tradición marxista, de la que Mariátegui no escapó.

Laclau y Mouffe sostienen también que las identidades son siempre precarias, ya que existe una brecha entre identidad e identificación imposible de ser superada. Las identidades políticas se definen no por su plena realización en la experiencia social, sino por su experiencia de falta o ausencia de realización. Acá entra a actuar la noción de sutura, que supone que la identidad se define por la brecha entre el sujeto y el Otro del mundo simbólico.  La sutura se manifiesta no solo por la falta que experimenta el sujeto para la realización de su identidad, sino también en su disposición para la búsqueda de un cierre. Esta brecha entre identidad e identificación del sujeto es lo que permite la praxis política, pues al reconocer la apertura de lo social –su no realización- es que es posible la redefinición de un orden determinado.

Ahora bien, si lo social también está caracterizado por su apertura, es decir, por la ausencia de un fundamento último que determine su organicidad ¿cómo es posible pensar la universalidad? ¿Cómo es posible una noción de totalidad de lo social? Para Laclau y Mouffe esta indeterminación es el campo de la hegemonía. Desde esta perspectiva la hegemonía supone que “una fuerza particular asume la representación de una totalidad que es radicalmente inconmensurable con ella”.  Esta representación se hace posible a partir de la lógica de equivalencias que se genera entre las diferentes demandas no resueltas por el Estado. Así, los sujetos demandantes descubren que tienen “algo en común”, lo cual no es otra cosa que un otro (el capitalismo, la oligarquía, el neoliberalismo, etc.) que les impide la realización de sus objetivos. A partir de la definición de una frontera política –nosotros/ellos- esta lógica de equivalencias redefine las identidades de los sujetos involucrados, generando una identidad compartida que no subsume su particularidad. La “regularidad en la dispersión” que se logra con la lógica de equivalencias supone a su vez la acción de puntos nodales, la cual permite fijar parcialmente ciertos sentidos socialmente compartidos. Los puntos nodales posibilitan la articulación de diferentes sujetos debido a su indefinición con ciertos significantes. Términos como libertad, igualdad, inclusión, revolución, entre otros, al convertirse en significantes vacíos, -es decir, en significantes sin significado- permiten aglutinar diversas demandas sociales a partir de un objetivo compartido.

Los planteamientos hasta ahora mencionados cuestionan la forma en que Mariátegui asoció la lucha de clases y su centralidad en la organización de lo social y abren nuevas perspectivas para las disputas políticas. ¿Qué agentes identifican las izquierdas como potenciales articuladores de las disputas políticas populares en el Perú contemporáneo?  ¿Qué estrategias interpeladoras podrían asumir para articular las diferentes demandas sociales del país y disputarle el poder al neoliberalismo? Continuaremos con estas reflexiones en un siguiente y último post.






Nota: La primera parte de este artículo pueden leerla aquí







No hay comentarios: