viernes, 15 de abril de 2011

Memorias de un burócrata no obnubilado

El testimonio que presentamos a continuación es un relato verídico de un burócrata del Sector Público, un empleado que no se resigna a la mediocridad, un personaje que se encuentra en peligro de extinción. Por ello, antes de que se vuelva un insecto kafkiano, es un placer para el Blog Germinal presentar su declaración. Disfrútenla


Por: Anónimo

Se acerca una nueva gestión gubernamental y con ello el “pago de favores electorales”, manifestado, entre otros, en la entrega de “cargos de confianza” a aquellas personas que apoyaron “voluntariamente” las odiseas electorales.

Entre los beneficiados vamos a encontrar a una serie de personajes: desde los relacionados al teatro, deporte, a las plumas y lentejuelas, a profesionales de diversas carreras y hasta “dizque” autodidactas. Es menester destacar que todos entran con el mismo perfil:

·        Buenas intenciones
·        Vestir sencillo
·        Perfil bajo
·        Ganar mucho dinero
·        Meter a su “gente de confianza”

Con el transcurrir del tiempo, estos “jefes” se van transformando y adquiriendo algunas de  las siguientes características:

·        Ellos saben todo, sus técnicos no saben nada
·        Los asesores son su gente de confianza (que saben igual o menos que ellos)
·        Ya no miran a los ojos, ahora miran al sol.
·        Ya no escuchan, solo oyen.
·        Su palabra mágica es dinerus, dinerus (el cómo lo obtienen, se los dejo a su imaginación)
·        Ya no visten con ropa de Gamarra, ahora solo usan ropa del Jockey.
·        Ya no piden por favor, solo ordenan.
·        No consideran el trabajo realizado en la gestión anterior, solo hay que darle prioridad a su nueva locura.

Esta transformación se va observando hasta en la forma de hablar, ya no dicen “pa que” ahora dicen “para qué”, aunque a veces no pueden evitar hablar como antes. Se olvidan de sus orígenes y de sus viejos amigos. Ahora sus mejores amigos son la Cooperación Internacional.

El hecho de haber subido un par de peldaños los han mareado. El poder los ha obnubilado. Asimismo, se sienten eufóricos, como un adicto cuando siente que la droga corre por su venas, pero luego viene el bajón, el vértigo…¡¡¡El cambio de gobierno!!!

Una vez que dejan el poder se convierten en personajes lúgubres, perdieron a los amigos verdaderos y a veces hasta a la familia; las amantes desaparecieron. Como indica un viejo dicho: cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en abandonarlo. Para rematar: la nueva gestión les abre un proceso administrativo.

Todo ello me genera la siguiente reflexión: si los nuevos jefes escucharán a los técnicos, otro sería el cantar, podría haber un norte definido, se considerarían las experiencias de anteriores gestiones, se valorarían las nuevas propuestas y con ello, la nueva gestión gubernamental sería coherente.

Si la dizque “gente de confianza” no perdiera la brújula y tomara conciencia que la oportunidad que tienen es valiosa para lograr grandes cambios en su país, podríamos realmente decir “El Perú Avanza”.

El Perú es rico, es verdad, pero mientras, en el sector público, prevalezca la frase “Cada quien jala agua para su molino”, esa riqueza seguirá siendo de unos pocos. El poder obnubila y trae abajo buenas propuestas de cambio para la mayoría, solo los intereses del jefe prevalecen, así sean una locura.

Ojalá esto cambie y la nueva gestión, sea del partido que sea, coloque en los cargos de confianza a gente que realmente esté interesada en el bien de las mayorías, gente preparada que conozca el Sector Público y se sienta comprometida con país de Todas las Sangres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión, me gustaría leer un artículo de usted después de la 2da vuelta._Denoto una pizca de sarcasmo o ironía, dìgalo usted, pero a mí, me gusta.
¿Què no le hizo perder la brújula, en un sector tan corrupto como el Estado? como dice la introducciòn a su artìculo, es usted una especie en extinción.

Anónimo dijo...

Quién dice que no perdió la brújula?
Quizás sea la queja de quien también se siente excluida del festín.