lunes, 25 de abril de 2011

La Proxémica: ganando y respetando nuestros espacios

El siguiente artículo es una reflexión en torno a la próxemica (distancia corporal) y su vinculación con las relaciones laborales en contextos culturales donde los códigos de comunicación no permiten aún establecer canales de diálogo adecuados entre los diferentes compañeros de trabajo.


Por: Elsa Sánchez
Hace algunas semanas me sucedió algo muy particular,  tuve algunos mensajes corporales muy evidentes que solo los consideré y tomé en cuenta cuando se armó un intercambio de palabras entre algunos compañeros de trabajo. Esta situación me llevó a reflexionar sobre lo que significa observar y visualizar a partir de nuestro cuerpo: los diferentes mensajes que se despliegan con la proxémica, distancia y proximidad de los cuerpos. 
Sucede que, a quienes estamos habituados a trabajar en espacios grandes y abiertos, probablemente nos sentimos agobiados o sofocados cuando ingresamos a sistemas de trabajo  donde los espacios demandan un compartir limitado, pudiéndose dar algunas incomodidades inicialmente. Pero como seres que nos adecuamos  a  diversas situaciones, probablemente éstas se dispersen rápidamente en nuestros esquemas mentales. Por el contrario, para los otros, estos espacios “ya ganados” esconden sutilmente miedos o temores. Algunas de estas personas suelen colocar objetos (hitos), nombres en los enseres, aromas o fragancias que personalicen “dicho espacio”, delimitando así sus “fronteras”. Si alguien cruzara estas delimitaciones, entonces se iniciaría un “conflicto”.
Hasta qué punto esto nos acerca a otras especies, los animales, en especial, los mamíferos: perros, gatos, conejos, etc.; los mismos que suelen orinar en su zona territorial para no ser invadidos por la hembra u otros de su especie, haciendo de estos olores, la representación de que ese es su lugar, seguro y propio.
Los niños también manifiestan este comportamiento, si no observen cuando llega un nuevo integrante (hermanito) a la familia, el niño se siente “amenazado” por quien tomará en adelante parte del cariño y atención que hasta unos meses, era solo suyo. Imagínense pues como esta proximidad puede generar conflictos internos y externos, más aun en nuestras relaciones interpersonales.
Por ello, se dice que hay algunos límites que deben ser tomados en cuenta para ganar espacios y aprender a respetarlos también veamos algunos:
a)         Distancia pública ó social: Ideal para dirigirse a grande grupos, siendo unos 3  a 4 ms.
b)         Distancia personal: La establecemos en grupos mas pequeños, sean reuniones, mesas de trabajo o ambiente de trabajo, este puede ser entre 0.5 a 1.20 ms.
c)          Distancia intima: La que se brindamos solo a quienes establecemos un nivel de confianza y cercanía preferencial, ésta oscila entre 50 a 25 cms. Es la más reservada y cuidada.

Las investigaciones de Hall[1], refieren que las distancias y proximidades corporales están sostenidas por la cultura. Por ello, no es de extrañarse que seamos reconocidos en países Europeos y de occidente como muy “cercanos, cálidos y afectuosos”. Hay que señalar también que en nuestro país se presentan algunas particularidades; por ejemplo, en la sierra es frecuente que las personas sean más reservadas, cautelosas, y ello les procure un tiempo adicional para conocerte y brindarte acogida gestual y más aun corporal. En la selva, en las zonas mas urbanas, las personas suelen ser mas cercanas, no requieren de mucho tiempo para acercarse a ti, se muestran más receptivos en su lenguaje oral y corporal, tal es así que algunos lo consideran muy “invasivo”, pero ojo, es parte de su cultura.
Vicente Caballo[2], sostiene que, dentro de la proximidad están unidos los mensajes corporales a través de las habilidades sociales que hemos desarrollado, así por ejemplo la mirada y su fuerza están relacionadas con el interés que podemos tener para escuchar y atender al otro. La sonrisa y sus niveles ayudan en la comunicación, muestra aceptación y seguridad, la postura, las piernas, las manos y lo que hacemos con ellas, el timbre de voz; en fin todo nuestro cuerpo está “hablando”, por ello más del 70% de nuestros mensajes son corporales, por ello debemos tener cuidado y atención con lo queremos enviar.
Luego de esta reflexión pude comprender que la relación con mis compañeros de trabajo se vio vista y evaluada por mis patrones de proximidad y lenguaje corporal. Para muchos haberles tocado la mano, el hombro o la cabellera sutilmente como muestra de afecto y cercanía…..los ha hecho sentirse “intimidados”, “invadidos en sus espacios” o quizás “¿amenazad@s? A decir verdades, olvidé que estoy en Lima…….la fría y  gris capital, donde la gente se ha vuelto cada vez más desconfiada y  distante.




[1] Hall, Edward T. (1986) La dimensión oculta. Siglo XXI Editores, México.
[2] Caballo, Vicente (2004) Manual de evaluación y tratamiento de las habilidades sociales. SIGLO XXI. 2004. Sexta edición.



martes, 19 de abril de 2011

Reflexiones tras el triunfo en la primera vuelta de Ollanta Humala y Gana Perú

El siguiente artículo fue escrito "en caliente", inmediatamente después de los resultados oficiales que proporcionó la ONPE. La lectura que se haga de él debe ser enmarcado en ese contexto.



Por: Álvaro Campana

Las coyunturas históricas son esos momentos en que diversos procesos sociales, económicos, culturales y políticos se condensan y se anudan. Evidencian los elementos que constituyen a una sociedad en un momento histórico. El proceso electoral por el que estamos atravesando nos puede dar claves sobre nuestra realidad, sobre cómo está estructurado el poder y la sociedad, sobre cómo nos miramos y relacionamos entre nosotros y de las perspectivas que pueden abrirse hacia el futuro y cuáles pueden ser dilemas de los que están en el poder.

Aquí planteamos algunas reflexiones en torno al contexto, la situación y los dilemas de los que pretenden la construcción de un proyecto popular para el país y los de la derecha, especialmente de aquella que pretende ser liberal y democrática.


Los desafíos en el campo popular

Cuando Lula ganó las elecciones presidenciales en 2003, lo hizo con un 61% de los sufragios, una de las votaciones más altas de la historia del Brasil. Sin embargo, un movimiento campesino importante, El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra MST, que lucha por la reforma agraria, un proyecto popular para el Brasil y el Socialismo, y que tuvo una gran cercanía con el Partido de Lula –el Partido de los Trabajadores-, declaró en un pronunciamiento acerca de las elecciones, que el triunfo de Lula se producía en un contexto de “reflujo del movimiento popular” y que no sólo el Gobierno, sino el programa de la Reforma Agraria, estaban lejos de conquistarse fácilmente.

A pesar del retiro en popularidad de Lula de la presidencia, al final de su segundo mandato, los Sin Tierra no se equivocaron. Lula gobernó pragmáticamente el Brasil, impulsó una serie de políticas sociales para amenguar las brutales diferencias sociales de su país, se alió a la burguesía “nacional brasileña”, y junto a ella gobernó en una perspectiva de ubicar al Brasil como una potencia emergente en un mundo multipolar, pero sin afrontar esos “cambios estructurales” que realmente transformen la sociedad brasileña.

En el Perú, después de 19 años de implementación del modelo neoliberal, Ollanta Humala y Gana Perú han ganado la primera vuelta electoral con aproximadamente 31% de los sufragios, y tendrán una bancada que no logrará la mayoría en el Congreso y en esa situación deberá afrontar la segunda vuelta. Esto en un contexto en el que los gremios, movimientos y las organizaciones sociales continúan en una grave crisis; en el que el sentido común neoliberal sigue siendo hegemónico, implicando racismo, fascinación con el “progreso” y autoritarismo en una de por sí democracia bastante limitada y marcada por la herencia que le impregnó el Fujimorismo. Los poderes fácticos están ahí, controlando los aparatos de “reproducción ideológica”, y en los hechos con el control del Estado limitando su soberanía en nombre de la mano invisible del mercado. Será necesario pues aliarse con un sector de la centro-derecha (¿Perú Posible?) que si es inteligente sabrá abrir las posibilidades para la existencia de una derecha realmente liberal en el país, dispuesta a derrotar a la ultraderecha que representa el Fujimorismo.

Bajo esta correlación de fuerzas, las cosas están bastante difíciles para impulsar las grandes transformaciones que exige el país. Un eventual gobierno nacionalista se debatiría en torno a dos perspectivas: por una parte, constituirse en una forma “superior” de gobernabilidad neoliberal en la que la política y la democracia se restringen a las “instituciones representativas”, en la que se garantiza la reproducción del proceso de “acumulación por desposesión”, la extracción de materias primas y recursos energéticos en función de los intereses de las grandes transnacionales y grupos de poder económico, a cambio de algunos niveles de redistribución del “crecimiento”: es decir un neoliberalismo de segundo piso.

O, se logrará impulsar la conformación de un gobierno popular, que deberá saber moverse en un terreno muy desfavorable, construir acuerdos políticos y alianzas para gobernar, pero sobre todo deberá saber ayudar a desatar las energías populares, apoyarse en la profundización y promoción del protagonismo popular a través de una auténtica democracia participativa y la construcción de un estado plurinacional, e ir más allá de la política social que redistribuye socialmente el “crecimiento”, siendo capaz de plantearse otro modelo de desarrollo distinto al extractivo primario exportador.

El movimiento popular, en sus diversas expresiones sociales y políticas, se debatirá entre la cooptación o autonomía, entre continuar con el fetichismo de lo estatal-institucional y dejarse tragar por su dinámica, o ser capaz de revertir la debilidad de las organizaciones populares, afirmarse en una autonomía que permita desde la izquierda acompañar al gobierno y a la vez presionar y multiplicar el protagonismo popular. Es decir desde una perspectiva de “alianza y lucha”, tomando como escenarios tanto los espacios institucionales como no institucionales, tendrá la importante tarea de construir otra correlación de fuerzas que haga posible la implementación del programa de cambio y refundación que el país necesita.


La(s) derecha(s) y sus dilemas

Hablar en el Perú de la(s) derecha(s) es algo difícil porque a la vez que muchos de sus miembros se quieren mostrar al “centro”, que se identifican como “demócratas” y tratan de distinguirse del fujimorismo, tienen entre sí demasiados parecidos y algunos matices. En el marco de esta complejidad es que nos atrevemos a hacer algunas reflexiones sobre ella(s), haciendo algunas generalizaciones y también planteando algunas especificidades.

La primera vuelta ha sido ganada por el candidato “antisistema”, cercano a una propuesta de izquierda, Ollanta Humala y su agrupación “Gana Perú”, el más resistido por esta(s) derecha(s) que desde hace dos décadas controlan el gobierno y ejercen el poder. Quien pasará a la segunda ronda electoral es Keiko Fujimori, heredera del “fujimorismo”, expresión de la ultraderecha, la negación total de un liberalismo político. La derecha “democrática”, ha sido la gran derrotada. A pesar de estar ligada a los poderes fácticos, que controlan y monopolizan los medios de comunicación masivos que construyen y reproducen fácilmente un sentido común y un imaginario favorable a su proyecto; que exhibe sus grandes logros económicos y la disminución de la pobreza; que se llena la boca y afirma ser defensora y adalid de la democracia, de la libertad de expresión; que ha utilizado todo su poder para cerrar cualquier posibilidad a una alternativa a su proyecto apelando a todos los medios posibles incluyendo campañas de miedo (ligando a Humala al satanizado Hugo Chávez, a la influencia de la moderada izquierda brasileña en el gobierno e incluso como concesivo con Sendero Luminoso), ha quedado sin opciones directas de llegar a la segunda ronda electoral, y su peor pesadilla parece estar haciéndose realidad.

¿Cómo explicarse esto que parece inexplicable? La derecha no quiere ver el país e incluso el mundo que tienen delante de sus ojos, o es cínica frente a ellos. Es la derecha que hace loas al “progreso”, a la explotación de los "recursos naturales" y la “mano de obra barata” como nuestra mejor “ventaja comparativa” en un contexto en el que nuestro país y el planeta entero se debaten en una fuerte crisis financiera, ecológica y social, a las que hemos sabido capear gracias a los temporales precios altos de nuestros recursos.

Es la derecha que ningunea o trata al “otro”, al diferente como si no existiera. Racista, sólo preocupada en sus negocios y sus privilegios, incapaz de ver las brechas sociales que se generan, y la corrupción que nos ahoga, no observa la situación difícil en que se están poniendo ellos y a la que nos están llevando a todos. Por ello es una derecha soberbia e intransigente, que ha dividido sus opciones hasta en tres candidaturas diferentes. Muchas veces autoritaria y dispuesta a justificar las rupturas de la democracia, patear el tablero y frenar cualquier atisbo de cambio se muestra sorprendida cuando se producen los desembalses, que terminan siendo violentos y muchas veces también autoritarios, empujando muchas veces al país a debatirse entre el “todo o nada”.

 Tenemos una derecha, qué duda cabe, cavernaria, reaccionaria y fascistoide en su mayoría, con algunas excepciones, que se ha hecho dueña del poder y del gobierno a través de “estados de excepción”, de “golpes de estado”, de represión y a la que la democracia en realidad le es demasiado ajena y vulgar. Y cabe preguntarse ¿es posible construir una democracia con esa derecha en el poder y en el gobierno, con una derecha que no ve y que no es capaz de conceder nada? ¿Son sinceros sus llamados al respeto de las instituciones y el estado de derecho? ¿Puede hablarse de institucionalidad con un “contrato social” espurio forjado sobre la base de la imposición? ¿O sólo es la defensa de un modelo económico que no está resolviendo los problemas de las mayorías?

El continuismo de esta derecha es, sin duda, un salto al vacío para el país. Esta derecha hija del “estado de excepción” puede terminar aniquilándose a sí misma y al país con ella. La segunda vuelta plantea la oportunidad de abrir un proceso de refundación del país, de dar un salto a una democracia más sustantiva y otra forma de convivir como peruanos, de asumir los retos que nos está planteando la historia. Tal vez sea la oportunidad para la aparición de una “derecha verdaderamente liberal y democrática” que le gane espacio a la derecha fascista y sea capaz de entender que el país necesita cambios de verdad.

viernes, 15 de abril de 2011

Memorias de un burócrata no obnubilado

El testimonio que presentamos a continuación es un relato verídico de un burócrata del Sector Público, un empleado que no se resigna a la mediocridad, un personaje que se encuentra en peligro de extinción. Por ello, antes de que se vuelva un insecto kafkiano, es un placer para el Blog Germinal presentar su declaración. Disfrútenla


Por: Anónimo

Se acerca una nueva gestión gubernamental y con ello el “pago de favores electorales”, manifestado, entre otros, en la entrega de “cargos de confianza” a aquellas personas que apoyaron “voluntariamente” las odiseas electorales.

Entre los beneficiados vamos a encontrar a una serie de personajes: desde los relacionados al teatro, deporte, a las plumas y lentejuelas, a profesionales de diversas carreras y hasta “dizque” autodidactas. Es menester destacar que todos entran con el mismo perfil:

·        Buenas intenciones
·        Vestir sencillo
·        Perfil bajo
·        Ganar mucho dinero
·        Meter a su “gente de confianza”

Con el transcurrir del tiempo, estos “jefes” se van transformando y adquiriendo algunas de  las siguientes características:

·        Ellos saben todo, sus técnicos no saben nada
·        Los asesores son su gente de confianza (que saben igual o menos que ellos)
·        Ya no miran a los ojos, ahora miran al sol.
·        Ya no escuchan, solo oyen.
·        Su palabra mágica es dinerus, dinerus (el cómo lo obtienen, se los dejo a su imaginación)
·        Ya no visten con ropa de Gamarra, ahora solo usan ropa del Jockey.
·        Ya no piden por favor, solo ordenan.
·        No consideran el trabajo realizado en la gestión anterior, solo hay que darle prioridad a su nueva locura.

Esta transformación se va observando hasta en la forma de hablar, ya no dicen “pa que” ahora dicen “para qué”, aunque a veces no pueden evitar hablar como antes. Se olvidan de sus orígenes y de sus viejos amigos. Ahora sus mejores amigos son la Cooperación Internacional.

El hecho de haber subido un par de peldaños los han mareado. El poder los ha obnubilado. Asimismo, se sienten eufóricos, como un adicto cuando siente que la droga corre por su venas, pero luego viene el bajón, el vértigo…¡¡¡El cambio de gobierno!!!

Una vez que dejan el poder se convierten en personajes lúgubres, perdieron a los amigos verdaderos y a veces hasta a la familia; las amantes desaparecieron. Como indica un viejo dicho: cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en abandonarlo. Para rematar: la nueva gestión les abre un proceso administrativo.

Todo ello me genera la siguiente reflexión: si los nuevos jefes escucharán a los técnicos, otro sería el cantar, podría haber un norte definido, se considerarían las experiencias de anteriores gestiones, se valorarían las nuevas propuestas y con ello, la nueva gestión gubernamental sería coherente.

Si la dizque “gente de confianza” no perdiera la brújula y tomara conciencia que la oportunidad que tienen es valiosa para lograr grandes cambios en su país, podríamos realmente decir “El Perú Avanza”.

El Perú es rico, es verdad, pero mientras, en el sector público, prevalezca la frase “Cada quien jala agua para su molino”, esa riqueza seguirá siendo de unos pocos. El poder obnubila y trae abajo buenas propuestas de cambio para la mayoría, solo los intereses del jefe prevalecen, así sean una locura.

Ojalá esto cambie y la nueva gestión, sea del partido que sea, coloque en los cargos de confianza a gente que realmente esté interesada en el bien de las mayorías, gente preparada que conozca el Sector Público y se sienta comprometida con país de Todas las Sangres.

miércoles, 13 de abril de 2011

La prueba de la derecha.

                                

Por: Juan José Torre

Estas elecciones han demostrado la inoperancia de la derecha peruana. De un tiempo a esta parte no logran constituirse en  una alternativa más o menos seria. Se han dado de trompicones de una manera tan ingenua, que hasta podría pensarse que lo hacían adrede. Además debemos dar cuenta del eficiente  poder de manipulación del APRA. Si de algo puede sentirse satisfecho el partido de gobierno es de ver a sus aliados fujimoristas definiendo la elección presidencial. Por lo que no sería tan descabellado pensar en una fragmentación política de la derecha planificada desde el poder.  

La campaña de PPK no pudo ser más efectiva: con una población joven que ha crecido bajo la cultura del “ampay” y el escándalo de vedettes y futbolistas, no es difícil entender que se haya visto seducida por una campaña casi farandulera. El único objetivo de dicha candidatura fue bloquear a Toledo, pues está claro que Kuczinsky no tenía posibilidades reales de pasar a segunda vuelta y mucho menos de  ganarle a Humala. Lima fue el único departamento en que logró imponerse, demostrando que esta región sigue siendo el bastión -como hace casi 200 años- del conservadurismo.  

En el actual escenario, la derecha –al menos teóricamente– se debate entre opciones éticas diferentes. Por un lado, puede asumir plenamente la defensa de los Derechos Humanos, los valores y la institucionalidad democráticos, como tantas veces afirma hacer; por otro, apostar por un proyecto del que se conoce sobradamente su vocación totalitaria. Es seguro que el sector más duro de la derecha contemplará sin problemas esta segunda opción bajo el conocido argumento de la defensa del modelo económico. Un modelo económico que ha demostrado su incapacidad para satisfacer, mínimamente, las necesidades de la población. Un modelo económico cuyo soporte  en la exportación de materias primas tiene serias limitaciones para crear un desarrollo sostenido en el tiempo. ¿Acaso alguien ignora que esta bonanza macroeconómica se debe a una coyuntura de crecimiento global y no a la formación de un estrato productivo nacional?

Finalmente, estas elecciones han desnudado el talante discriminador y autoritario de un sector de la llamada opinión pública, que ha calificado (sobre todo en las redes sociales) de “ignorante” y “resentido” el voto al candidato de Gana Perú.  Ello demuestra no sólo la fragmentación social y cultural del país, sino el desconocimiento de la realidad de millones de peruanos. Los mismos que han decidido expresar su rechazo al modelo y su adhesión a una alternativa política y económica distinta. ¿O es acaso civilizado postergar las expectativas de una mejora del nivel de vida en pos de algunos pocos afortunados? Tal vez para un amplio sector de la derecha, Desarrollo sea sinónimo de Desigualdad. O la condición para alcanzarlo.



sábado, 9 de abril de 2011

PPK: ¿Una nueva figura en la política peruana?



Por: Jorge Duarez

En su campaña electoral Pedro Pablo Kuczynski se ha presentado como outsider y eficiente técnico. En esta lógica PPK es un candidato que está fuera del círculo de los políticos tradicionales del país, además de ser técnico eficiente capaz de dirigir el futuro del Perú sin sesgos ideológicos. Veamos que tan cierto es esto…

 Para empezar PPK tiene relaciones políticas de vieja data. Fue ministro tanto en el primero (1963-1968) como en el segundo gobierno de Acción Popular (1980-1985), es decir, sus relaciones con los grupos políticos se remontan a hace nada más y nada menos que cuarenta y ocho años. Fue también ministro de economía y premier durante el gobierno de Alejandro Toledo. PPK tan alejado de los círculos políticos llamados “tradicionales” no ha estado, por lo que difícilmente se le puede identificar como una “figura nueva”, “no corrompido” por las prácticas de la política. Como parte de su campaña PPK en los últimos días criticó al gobierno de Toledo por haber estado alejado de las necesidades del pueblo… ¡pero si él mismo fue su primer ministro!

Pero la “trayectoria política” de PPK se evidencia de mayor forma en sus idas y venidas entre los intereses del sector público y el privado. PPK no solo cuenta con una amplia trayectoria en el sector público como hemos visto, sino también con una amplia trayectoria en el sector privado, de lo cual ha sabido sacar provecho para sus negocios. Entre ellos destaca su trabajo para la Hunt Oil durante las negociaciones del gas de Camisea en el gobierno de Alejandro Toledo. Sus contactos con diferentes empresas privadas le sirvieron incluso para generar pánico frente al posible triunfo de Ollanta Humala en el 2006 y de Susana Villarán en el 2011. Como es evidente PPK no es tan solo un técnico que dirime sus decisiones sobre la lógica de la eficiencia, sino que también tiene claros intereses privados y una manera de entender el desarrollo de la sociedad peruana basada en los intereses del mercado.

En el suplemento “Domingo” del diario la República del 27 de marzo el profesor de la Universidad Católica Luis Pásara explica de la siguiente manera el ascenso de PPK en las encuestas: Su éxito más explicable es el de los jóvenes: no conocen que ha sido un representante de los intereses del gran capital internacional, que es responsable de desgravaciones tributarias enormes, que le hizo favores tributarios a Techint  para la construcción del gasoducto. Los jóvenes no tienen idea de eso.  Además agrega: PPK va a la presidencia para hacer negocios junto a la gente que representa. Vivimos un contexto en el cual el Estado está cada vez más alejado de la gente. PPK lleva eso al extremo porque lo que hace es privatizar el Estado, en el sentido de ponerlo al servicio del gran capital.

No nos confundamos… no hay nada más ideológico que aquello que se presenta como no ideológico. ¿Sí o no PPK?

miércoles, 6 de abril de 2011

Trabajando...¡Hacemos empresa! (Para los empresarios)



Por: Bruno Yika Zapata

“Donde habla la economía, que la ética calle” (2000:124), nos menciona Bauman en su libro Trabajo, consumismo y nuevos pobres[1] y así nos recuerda que en nombre de la eficiencia y la productividad, la economía de mercado impulsada por “los profesionales del siglo XXI”, trata a los seres humanos como simples piezas de un engranaje mayor. De ese modo, si esas piezas no sirven, entonces deben ser desechadas.

Esta lógica de mercado lo único que pretende es beneficiar a un grupo de personas, casta heredera de aquellas haciendas del siglo XIX que si bien se consideran del primer mundo de la “puerta para afuera”, siguen siendo un grupo de patronos con látigo en mano dentro de sus fueros señoriales.

Al respecto, podemos mencionar algunos ejemplos: En uno de los puertos más importantes del país, los oficiales de la marina peruana en vez de servir a las fuerzas armadas, tienen que trabajar en buques de capitales extranjeros. Del mismo modo, existen empresas de capitales peruanos donde la mano de obra “no calificada” tiene que trabajar “a prueba” más de 12 horas durante una semana. Si logra sobrevivir a esta odisea, recién podrá conseguir el tan anhelado puesto de trabajo.

En este contexto, se nos dice que debemos ser más competitivos y estar constantemente actualizados. Paradójicamente, el fantasma de la inestabilidad laboral nos rodea y hace del miedo y la incertidumbre mecanismos de dominación simbólica, los cuales nos envuelven y moldean nuestras conductas.

De ello resulta que los trabajadores en la actualidad no tengan ideales. Por el contrario, surge una mezquindad hacia el otro, el compañero de trabajo. ¿Qué nos queda entonces? Nos queda simplemente conformarnos con lo que tenemos, con nuestra ilusa estabilidad laboral. Como diría Simone de Beauvoir[2]: “Es más fácil cargar de cadenas a la gentes que quitárselas si esas cadenas proporcionan alguna consideración” (1949:103).

Que quede claro: Nos quieren hacer pensar que vivimos en el mejor de los mundos y que escojamos entre lo que tenemos ahora o el “salto al vacío”. Sin embargo, no nos dicen que vivimos en una época donde las leyes laborales no se cumplen y donde no existen beneficios laborales. Más aún, existiendo un Estado con un poder mínimo frente al gran capital transnacional y, por ende, no es capaz de negociar reglas que permitan a los ciudadanos trabajar con dignidad.



[1] Gedisa Editorial, Barcelona
[2]El segundo sexo. De bolsillo, Buenos Aires.