Por: Bruno Yika Zapata
Presten atención a los siguientes casos:
Caso N° 01: Una chica que conozco suele entrar al Facebook desde su blackberry y poner en su muro el “estado” emocional en el cual se encuentra en ese momento. Diariamente ella cambia su “estado” unas cinco o seis veces. Antes de que ella haga eso, habrá recibido entre tres o cuatros comentarios diciéndole “estamos contigo” o “¿Quién es el hombre misterioso del cual hablas?”. Y así sucesivamente está chica cuelga en su Face, cual vitrina, una serie de fotos de los lugares donde ha estado y de la gente con la que ha compartido experiencias no virtuales.
Caso N° 02: Estoy parado al lado de un conocido centro comercial y observo a muchos adolescentes y jóvenes que caminan en grupo, casi nunca solos. Muchos de ellos se muestran felices y hasta orgullosos de mostrar la moda más chic que sus padres les pueden comprar; despreocupados de la vida y buscando la última tendencia del teenage dream. Cosa curiosa, en centros comerciales de este tipo no existen bancas donde las personas puedan sentarse a conversar, las únicas que existen se encuentran a la salida, como para descansar de la travesía libertaria consumista.
Caso N° 03: Un grupo de chicas sale alegremente de una prestigiosa universidad particular. Ellas se dirigen a un restaurante donde sólo venden comida light. Mientras van al restaurante observan cómo un camión cisterna riega los pastos que se encuentran en la berma central de la pista con aguas tratadas. Una de estas chicas le dice a la amiga que se encuentra al lado suyo: “¿Porqué riegan el pasto con esa agua? ¡¡No ven que está cochina!!”. El grupo de chicas se ríe y continúa su recorrido.
Los tres casos mostrados son el reflejo de una tendencia juvenil, no necesariamente local, peruana o limeña. Por el contrario, es una tendencia global, la cual está orientada a proponer estilos de vida basados en ciertos patrones de consumo, los mismos que buscan convertir, a la larga, a los propios seres humanos en mercancía y, como tal, en objetos que una vez usados se desechan o se renuevan.
Lo que más importa no es saber si el uso de las aguas tratadas contribuye al ahorro del agua potable, un bien de por sí escaso, sino más bien estar a la moda y tener un régimen alimenticio que permita estar según las últimas tendencias publicitarias, tal como aquellos modelos que aparecen en las revistas de las tiendas por departamento.
En un mundo donde se suele vivir el momento, lo instantáneo o la fugacidad, las antiguas formas de establecer los vínculos humanos son reemplazadas por nuevos mecanismos de socialización, como por ejemplo el uso indiscriminado de ciertas redes sociales o la compra compulsiva de ciertos productos que la publicidad nos vende para que aparentemente saciemos nuestro placer, un placer que antes era cubierto por las relaciones duraderas que se establecían entre las personas.
Al respecto, Zigmunt Bauman en su interesantísimo libro “Amor líquido” (2010)[1], menciona: “El advenimiento de la proximidad virtual hace de las conexiones humanas algo a la vez más habitual y superficial, más intenso y más breve. Las conexiones suelen ser demasiado superficiales y breves como para llegar a ser un vínculo” (p.87).
¿Hacia dónde vamos? ¿Qué necesidad existe por destacar lo externo de las apariencias? Las redes sociales ¿son una nueva forma de establecer vínculos afectivos o simplemente “conexiones” que intentan suplir muchas de las angustias, frustraciones o carencias afectivas que vivimos en el mundo real?
Espero que este artículo ayude a propiciar estas interrogantes en sus lectores.
[1] Bauman, Zigmunt. 2010. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de Cultura Económica. México
6 comentarios:
gran inicio. buena Yika.
Si desean saber más sobre las ideas de Bauman, clickeen en el título del post para acceder a una de sus entrevistas (en castellano).
El espíritu comsumista al cual nuestra sociedad se ha plegado desde hace algunos años, enfila sus baterias ante cualquier tipo de reflexión existencialista. Lo único vigente es, para ellos, la satisfacción de necesidades que no son tales. Ni siquiera la muerte es contemplada como posibilidad. Se impone una visión hedonista la de la vida, donde incluso el estado de animo
debe ser mostrado a traves de un medio masivo. Es, de alguna forma, la comercialización no monetaria, de nuestra intimidad.
Buena reflexión del autor.
Muy interesante. Pero habría que ver, también, cómo estos nuevos espacios virtuales de exposición pueden utilizarse para minar el sistema. Es decir, no todo es negativo. Por el contrario, el hecho de que existan otorga la posibilidad de contrarrestarlo desde adentro.
Y eso es dialéctico.
Por lo tanto, es el facebook (y otro medios similares o afines) totalmente negativo, señor Yika?
las redes sociales, como el facebook, son interesantes en tanto que nos muestra ese paso de lo privado a lo público, es un espacio en donde se puede analizar el pensar y el sentir de la gente, en donde se puede ver o analizar el imaginario actual.
Por otro lado, el consumismo nos ha llevado a despreocuparnos de los quehaceres cotidianos y de las cosas importantes que nos pueden ayudar a transformar nuestra sociedad. Ahora la juventud está más preocuada en pensar que celular usa, que marca de ropa y tantos productos nuevos que aparecen en el mercado. Un consumismo que nos hace más insensibles frente al valos de las cosas y por qué no decirlo, también de las personas (relacionando esto con el aumento de los divorcios en los últimas décadas). Estamos tan bombardeados de publicidad que no nos hacemos problemas en desechar productos que todavía nos sirven para reemplazarlos por el último que sale al mercado.
Si pensáramos que los medios sociales son negativos o positivos de por sí, no estaríamos viendo el problema de fondo. Es menester reconocer que las redes sociales pueden ser muy útiles para situaciones como las del terremoto de Japón o como para armar revueltas en el medio oriente. Sin embargo, la tendencia mayoritaria del uso de las redes sociales es las de ser utilizadas como vitrina para mostrarse y sentirse reconocidos por los otros y ser, por ende, un alimentador de nuestros egos.
Gracias por sus comentarios y abramos el debate.
Bruno
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