martes, 22 de marzo de 2011

El arte de amar - Sobre Erich Fromm

Por: Elsa Sánchez Yarmas

Es increíble que con tanta tecnología de mano y las ciencias tan avanzadas, siempre nos  detengamos al escuchar la palabra AMAR, cuyo significado tendrá una tónica diferenciada según nuestras propias experiencias. Sin embargo al leer los escritos de Eric Fromm, nos vamos a detener un poco dentro de esta agitada y bulliciosa ciudad Limeña. Hace solo unos días, para ser más clara el 14 de febrero, observaba que los adolescentes, jóvenes y gente que se siente adulta entregaba algún “presente” para acercarse al verbo, desde mi mirada, para darle una presencia material. Con ello evidencian el deseo de dejar sentado que la existencia del amor puede estar de alguna forma mediada o medida por un objeto concreto. Entonces cuestionamos el verbo que invita siempre a la acción, ¿qué significado tiene realmente el AMOR? ¿Qué invita a amar? ¿Será realmente un arte? A esto me acercaré en las siguientes líneas.
Se hace cada vez más visible que todos los seres humanos anhelamos la vivencia de este sentimiento: encontrarlo, cultivarlo, nutrirlo y fortalecernos con él, siempre ha sido un eje de necesidades para emprender grandes historias, grandes retos y motivaciones. Hemos sentido alguna vez que la felicidad está unida a esta expresión y para ello se hace necesario esforzarse por atraer a la otra parte, ya sea por lo físico (olores y vestuarios) o todo aquello que haga manifiesto el interés por el otro. El autor invita a evaluar lo que  sucede entre el enamoramiento y enamorarse. El primero está influenciado por la expectativa y misterio que genera la otra parte; mientras que el segundo, por la elección que se toma desde una independencia, desde que tienes mejor conocimiento del otro.
El amor genera un dilema en la existencia humana, ya que se parte desde lo instintivo hasta la racionalización y cognición de los sentimientos, entre su dependencia e independencia, entre la soledad de su presencia y la convivencia de grupo, hay un miedo de estar solo y la consiguiente búsqueda de estar con los demás. Por ende se interesa  gradualmente por los “otros” en sociedad. En este proceso se genera miedo. Se dice que  los humanos suelen sufrir alguna dependencia adictiva, tales como el exceso de trabajo, el amor a Dios, predominio por el arte, etc. Hay que señalar que aquellos que no logran esta separación exitosamente, serían vulnerables a la dependencia socio afectiva y con ello se verían involucrados en la adicción a sustancias psicoactivas, sexo compulsivo, tendencias suicidas, entre otras, añadiéndose a este acto una forma generalizada de sentir placer, tan igual como lo pueden provocar algunas drogas.
El autor refiere que lo más complejo está en la independencia y separación de la madre con el hijo, desde el vientre y sus primeros años. Esta característica es inversa en relación a otras especies que son más indiferentes a la madre; por el contrario, el niño o niña requieren de procesos y etapas graduales.
Según Fromm, el amor no se entiende como dependencia o inmadurez, sino que en todo momento invita a la autonomía, a la valía por el desprendimiento y la benevolencia con uno mismo y con los otros. Él mismo considera que hay diferentes formas de amar. Por eso habla de un conocimiento teórico y práctico. No podemos amar aquello que no se conoce, cuando mas acercamiento existe, más profundo y maduro puede ser este amor. A continuación detallo las diferentes formas de amar:

a)    El amor entre padres e hijos: Considera que el infante esta íntimamente ligado a la protección y cuidado de la madre. Desde los primeros años hay una dependencia socio afectiva que gradualmente se va dejando de lado para integrarse al entorno. Aquí debe construirse el amor progresivamente saludable. Aquí se da un principio: “Amo porque me amas”, para que luego se desarrolle un amor maduro: “Me aman porque amo”.


b)    Objetos amorosos: Se dice que uno no solo ama a una persona, sino que al           desarrollar esta capacidad ama a todo aquello que este cercano a él o ella, como ocurre con el prójimo. Como objetos amorosos se distinguen el amor fraternal, el amor materno, el amor erótico, el amor a sí mismo y el amor a Dios:
-       Amor fraternal: El que está desarrollado hacia el prójimo, como está escrito en los textos bíblicos “amaos los unos a los otros”.
-       Amor materno: Si bien hay una relación inicial simbiótica desde el vientre materno este se va independizando. De uno se valoran a dos.
-       Amor erótico: refiere que este tipo de amor es único entre dos personas con un acto de voluntad y compromiso entre ambas partes.
-       Amor hacia sí mismo: Necesario para entender la magnitud del amor, conocimiento de sí mismo y por ende amor por uno y extensión hacía los demás.
-       Amor a Dios: Se da un paralelismo entre el amor a los padres y el amor a Dios. El amor a Dios es inseparable del amor a los padres, su relación está determinada por la estructura de la sociedad en que vive; así el concepto de Dios será infantil y alejado de un concepto maduro.
En cada uno de los capítulos del texto, Fromm hace énfasis de las diferentes formas de expresión del amor y, a pesar de haber sido escrito en 1956, se percibe muy fresco, muy cercano a la sociedad actual; enfatizo que se hace necesario aprender a cultivar este arte de amar, entendiéndose que el amor como un proceso de aprendizaje permanente.
Debemos considerar que todo aquello que nos interesa y motiva, siempre moverá y desplazará nuevas formas de actuar, pensar y sentir, donde en esencia el arte de amar es dar sin esperar ni negociar, nada mezquino ni posesivo. Todo lo contrario, es simple y valiosamente libre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La gente capaz de amar, en el sistema actual, constituye por fuerza la excepción; el amor es inevitablemente un fenómeno marginal en la sociedad occidental contemporánea. No tanto porque las múltiples ocupaciones no permiten una actitud amorosa, sino porque el espíritu de una sociedad dedicada a la producción y ávida de artículos es tal que solo el no conformista puede defenderse de ella con éxito. Los que se preocupan seriamente por el amor como única respuesta racional al problema de la existencia humana deben, entonces, llegar a la conclusión de que para que el amor se convierta en un fenómeno social y no en una excepción individualista y marginal, nuestra estructura social necesita cambios importantes y radicales.

Anónimo dijo...

Fromm, en un texto titulado La condición del hombre actual, manifiesta que las relaciones entre hombres y mujeres están marcadas por el egoísmo y el miedo. De ahí que sean jerárquicas y, por lo tanto, dependientes.
La pregunta que se desprende de eso y de la lectura de este artículo es: es posible replantear su naturaleza con un simple cambio estructural de la sociedad o quéotros factores deben tenerse en cuenta?