Por: Carlos Monteverde
La educación en el Perú no es mala, es pésima.
Nicolás Lynch
Durante el siglo XX, se ha generado una serie de políticas educativas desfavorables para la mejora de la educación peruana. La mayoría de reformas o leyes dadas desde el Estado han afianzado las brechas existentes entre los grupos de poder y los pobres; éstos han experimentando la exclusión y manipulación desde el ámbito educativo.
Antes de exponer, brevemente, lo que ha significado la política educativa en el Perú, considero que es necesario deslindar el concepto de educación y su significado en el desarrollo del hombre.
Educación y desarrollo humano
La educación según el antropólogo Fernando Silva Santisteban (1998), es “un proceso sistemático mediante el cual se inculca a los miembros de cada generación una serie de de conocimientos, habilidades y actitudes que son considerados como necesarios para el desarrollo intelectual, físico y moral de los individuos…”. La educación es un medio por el cual se transmiten conocimientos que se producen de generación en generación. Se constituye, entonces, un proceso de aprendizaje en el ser humano dentro del contexto social donde se educa.
La educación formal que está a cargo del Estado conduce a que sus miembros desempeñen funciones especializadas, según el desarrollo de la sociedad y que ha sido impuesta por la división progresiva del trabajo a través del tiempo. Sin embargo, considero que la educación debe estar orientada para el cambio. Es decir, el hombre tiene el potencial para aprender nuevos modos de pensamiento y realizar acciones consecuentes con ellos (Silva Santisteban, 1998). Esto implica cuestionar las políticas educativas y sociales de su tiempo; así como también proponer alternativas de solución ante problemas o cambios que se susciten.
La educación escolar es intencional. Está inmersa en las sociedades complejas donde el individuo realiza trabajos especializados. La sociedad debe desarrollar los procedimientos necesarios para que las familias participen, con éxito, en la educación formal de sus miembros. Además, debe permitir relacionar los procesos cognitivos del estudiante y, de esta manera, estimular el pensamiento crítico.
En nuestro país es importante que el proceso educativo guarde correspondencia entre los valores de las diversas culturas y los intereses de nuestra patria. Para lograrlo, es menester cumplir con tres principios fundamentales:
- La educación debe de darse según el contexto social
- Satisfacer las necesidades fundamentales y culturales de la sociedad
- Comprender la mecánica de sus estructuras
Con respecto a lo mencionado, entendemos que la educación es un medio que contribuye a que sus miembros logren obtener conocimientos científicos, tecnológicos y humanísticos. Claro está, estableciendo particularidades de acuerdo al contexto donde se imparte. En este caso, por ejemplo, tomando en cuenta los diversos grupos étnicos que conforman la nación. Solo se podrá tener una educación realmente inclusiva cuando se tome en consideración el desarrollo humano e histórico de las distintas regiones del país y se dé valor a las voces que se expresan en distintas formas cuando existen problemas en una determinada coyuntura. Por eso, educar también es escuchar. Es necesario mejorar la calidad de vida a través de políticas educativas que propicien cambios favorables a la comunidad, así como el desarrollo de las distintas regiones, ciudades y zonas rurales para que puedan presentar una adecuada competencia e incluirse en el desarrollo nacional. Reconociendo los diversos aportes culturales que están distribuidos por el territorio peruano.
Política educativa en el siglo XX
Es necesario dar a conocer qué políticas educativas se han implementado durante el siglo XX y, a su vez, cómo llegamos a afrontar la política educativa actual. Sin embargo, solamente haremos una breve mención de lo que ha sido la política educativa durante el pasado siglo. Dando cuenta el proceso de marchas y contramarchas que ha experimentado la educación peruana.
González Carre y Galdo Gutiérrez (1980), realizan un interesante estudio sobre la Historia de la Educación en el Perú. Para el presente trabajo expondremos y analizaremos dicho estudio enmarcado en el siglo anterior. A inicios del siglo XX el Estado logra encargarse por primera vez del ámbito educativo. La regularidad de los intereses políticos con respecto a la planificación educativa estaba por encima de los intereses pedagógicos. Un indicador sobre lo dicho, es que la reforma que diera el presidente Eduardo López de Romaña al promulgar la Ley Orgánica de Instrucción (9-3-1901) solo dura nueve meses, sin resultados significativos. El desarrollo de esta política tenía una clara influencia francesa, no ajustándose a la realidad del país y logrando beneficiar solamente a unos pocos.
El 7-1- 1902 se volvió a dar una nueva Ley Orgánica de Educación. Dicha ley, influenciada por el pensamiento de Alejandro Deústua, tiene una profunda concepción aristocrática. Fue un calco del modelo anglosajón. Patrocinaba el enciclopedismo, el intelectualismo, el memorismo y la enseñanza de lenguas como el latín, el inglés y el alemán. Esta Ley tampoco se pudo aplicar del todo. En el gobierno de José Pardo, el 5-12-1905, se promulgó la Ley Nº 162, que constituye una norma de principios demográficos, económicos, administrativos y pedagógicos. Desarrolló una política centrista de la educación y declaró la gratuidad de la enseñanza. Aunque siempre relegando a los campesinos de toda educación de calidad por considerarlos miembros de un sector social inferior.
En los gobiernos de Augusto B. Leguía (1908-1912 y 1919-1930), la influencia norteamericana en el terreno educativo fue notoria. Edwin Bard, jefe de la Misión Norteamericana que operaba en el país desde 1909, elaboró un proyecto que fue promulgado como Ley Nº 4004, en 1920. La misión Bard trató de introducir algunos moldes norteamericanos, concluyendo en un fracaso pedagógico. Durante los periodos del gobierno de Leguía se desarrolló enormemente la educación privada. Se fundaron colegios de fuerte influencia extranjera donde solamente las familias más pudientes se beneficiaron.
En los inicios del siglo XX la enseñanza universitaria estaba sujeta a las conveniencias políticas del Estado. Por ejemplo, los docentes que estaban influidos por la prédica de González Prada no fueron admitidos. Ya en el año de 1907, José de la Riva-Agüero sostenía que las universidades se limitaban a ser solo una fábrica deficiente de profesionales y burócratas. La preparación de estos universitarios era memorista y no propiciaba el diálogo entre docentes y discentes. En consecuencia, su preparación no era requerida para el beneficio para el país. Una gran movilización, a inicios del siglo, fue preparada por la Universidad del Cusco con la finalidad de modernizar la Universidad, siendo clausurada el 28-8-1909. Luego fue reorganizada por el docente norteamericano Alberto Giesecke y reaperturada el 10-11-1909. Luego, con la primera huelga de estudiantes el 2-8-1919, se logró separar el gobierno de la universidad. Surgieron cátedras libres y delegados estudiantiles asistían a las sesiones del Consejo Universitario. Aunque las luchas siguieron durante el gobierno de Leguía.
José Antonio Encinas asume el rectorado de San Marcos en 1931 realizando las siguientes acciones: establece un plan de estudios desarrollado en tres ciclos, y divide las asignaturas en obligatorias y electivas. Desarrolló una adecuada vida académica y cultural. Esta reforma no fue bien vista por el Gobierno por lo que Encinas fue deportado y San Marcos fue clausurado en 1932. El presidente Óscar R. Benavides bajo el amparo del Estatuto Universitario, de corte autoritario, reabre San Marcos y suprime muchas de las conquista logradas por Encinas en 1931. Vemos cómo el Estado, mediante los grupos conservadores, no dejaron que la educación universitaria sea el motor que diera el impulso para una auténtica modernización educativa, donde la universidad tenga una relación estrecha con la comunidad. Sin embargo, a pesar de todas estas trabas el estudiantado universitario se ha hecho presente en las diversas manifestaciones que hacen notar la problemática en nuestro país.
El 1-4-1941 se promulgó la Ley Orgánica de Educación Pública Nº 9359, con el que el Estado asumía plenamente la responsabilidad de educar. Aunque esta ley respondía a la estructura socioeconómica estatal y a los intereses de las élites, fue atacada por contener dispositivos de carácter democrático. Promovió la docencia en las zonas de la sierra con la exigencia de conocer el idioma quechua. Así como también la alfabetización de los adultos.
Con el golpe de Odría en 1948 y durante su gobierno, se creó un Fondo de Educación y se redactó un Plan de Educación Nacional que se aprobó en 1950. Dicho plan permitió la construcción de las conocidas Grandes Unidades Escolares. Se definieron objetivos tanto pedagógicos como de disciplina: perseverancia, puntualidad y justicia. El pensamiento educativo fue el siguiente: que los niños debieran educarse para lo que serán y a los adultos para mejorar lo que son, buscándose una estrecha relación entre la escuela y la comunidad.
En el segundo gobierno de Manuel Pardo, siendo ministro de Educación Jorge Basadre, se dispuso la realización del Inventario de la Realidad Educativa Nacional, proporcionando cifras como la existencia de 1 000 000 de niños sin escolarización, condenados al analfabetismo y la servidumbre, pues no había aulas ni maestros para ellos; así también evidenció carencia de aulas, carpetas, material didáctico, etc. Esta cruda realidad quiso ser minimizada, pero en ciertos sectores despertó el deseo de buscar un cambio de estructuras socioeconómicas y de efectuar una real planificación educativa. En el año de 1970 el Informe General de la Educación comprobó, al analizar el crecimiento de la población estudiantil de la década de 1958 a 1968, que en esta época la población estudiantil primaria casi se había duplicado y que la secundaria se había triplicado. Los índices de deserción disminuyeron notablemente y se generó una explosión ascendente de matrículas en colegios y universidades. Pero aunque parezca paradójico, cada año se arrojaba como desperdicios a más de un tercio de millón de alumnos de las escuelas, graduando, al término de la secundaria, solo al 12% de los alumnos que había empezado sus estudios en transición. El Censo de 1940 indicaba que el porcentaje de analfabetos era el 57 % de la población mayor de 15 años, y el de 1972 comprobó que este porcentaje había bajado al 27 %. Sin embargo, en términos absolutos, el número de analfabetos ha ido aumentando, pues si en 1940 teníamos 2 070 300, en 1972 contábamos con 2 189 100. Estas cifras daban cuenta de un sector de campesinos que eran excluidos de la educación.
En 1970 se formó una comisión dirigida por Augusto Salazar Bondy que elaboró un Informe General sobre la Reforma de la Educación Peruana. Aquí se señalaron diez problemas:
- Analfabetismo creciente
- Desatención de los niños de los grupos sociales marginados
- Ausencia de un sistema de recuperación
- Educación al servicio de una minoría
- Desconexión de la realidad
- Falta de sentido peronista
- Intelectualismo, memorismo y una tendencia academizante.
- Inadecuada formación y selección del magisterio.
- Rígidez, burocratismo y rutina.
- Distorsión administrativa y financiera.
La reforma educativa que se estructuró a través del D.L. 19326 del 21-3-1972, se desmanteló, progresivamente, con los gobiernos posteriores a Velasco.
Política educativa en las últimas décadas
Los gobiernos de Belaúnde y García comprobaron la débil actividad del Estado en la mejora de la educación, haciendo notoria la exclusión de los ciudadanos más alejados de nuestro país. Con contenidos desactualizados y poco profundos. La educación de los años de 1980 se caracterizó por seguir el patrón memorista y repetitivo en cuanto a contenidos, como también la existencia de profesores poco preparados en las materias pertinentes. Durante la década de Fujimori, este gobernante debilita al magisterio y se agudizan los problemas laborales. Los medios de comunicación influyeron notablemente en la política educativa peruana. Desviando la atención de los estudiantes, así como también dando poca importancia a los cursos de ciencias sociales, con la finalidad de no conocer realmente la historia peruana y los problemas del país. Justificando el orden establecido y el manejo autoritario del poder de Fujimori. Se inició la proliferación de los colegios particulares con poco control, y con una finalidad lucrativa y de rendimiento administrativo, más que de calidad pedagógica. Con el gobierno de Fujimori, los colegios particulares afianzaron su visión empresarial, para ser cada vez menos centros de formación crítica y académica.
Reflexiones finales
En suma, podemos afirmar que el Estado, a través del Ministerio de Educación, configura de manera intencionada y manipuladora los contenidos que justifican el orden establecido por los grupos de poder. Además, el Diseño Curricular Nacional (DCN), en la programación de los contenidos de cuarto año de secundaria, solamente incluye conocimientos referidos al liberalismo e imperialismo, excluyendo al socialismo y demás movimientos sociales de importancia de finales del siglo XIX y del siglo XX. De este modo, se evitar que el alumno conozca sobre dicho proceso mundial. La finalidad es sesgar la información. Por lo tanto, tampoco busca, a través de las capacidades y los juicios críticos, el cuestionamiento de nuestra estructura socioeconómica. Por el contrario, busca presentarse como “natural” y “necesario” el seudo crecimiento y el desarrollo. O denominando, por ejemplo, los sucesos ocurridos en las décadas de los ochentas y noventas como terrorismo y no violencia política. A pesar que promueve el pensamiento crítico en los estudiantes, al parecer no se toma en cuenta los preceptos de Vygostky y su teoría Histórico-Cultural. Éste propone que el estudiante construye su conocimiento como producto de la interacción social de su cultura, estableciéndose de esta manera una relación dialéctica con su entorno. En el caso de nuestro país, a pesar de la pluriculturalidad, el diseño curricular es todavía centralista. Es necesario establecer estas relaciones entre las diversas culturas, sin afectar ni a unas ni a las otras. Es decir, que en la enseñanza de los lugares más alejados como las provincias no se imponga un modelo limeño centralista que logre enajenar a los demás habitantes de nuestro país.